Hay un drago en mi jardín,
De su sombra me embadurno
Los veranos, azotado por uno más.
Sangró en las guerras,
Primero flechas, luego balazos,
Manando de sus heridas agua para las áridas tierras.
Hay un drago en mi jardín,
A veces retumba de historias
Que me recita silencioso.
Se ocultó en pinares,
Tratado de ilegal, repartió raíces
A quienes las perdieron.
Hay un drago en mi jardín,
Su corteza improvisa una cama
Donde recuesta a una indefensa rama.
Castiga opresores con derecho de asilo,
Hace gemir a infieles octillizos matriarcales
Que evitan mirar sus ancianos ojos.
(Luis Díaz)
"Ella quería olvidar, permitir a este ambiente de tremendo aislamiento consumirla.
Perseguida por los demonios del pasado y el presente, la geóloga Ann Salter busca refugio en la exótica isla de Lanzarote. Allí conoce al carismático escritor Richard Parry y al alfarero nativo Domingo y juntos exploran la isla. Ann se encuentra con tesoros ocultos de la isla que caen en un viaje profundo dentro de ella misma, se esfuerza para comprender quién fue ella, quién es ella, y quién ella quiere ser. El árbol de Drago es una anécdota intrigante de traición, conquista y amor en todas sus formas, establecida en contraste al panorama dramático de la isla y la historia colonial española."
Cuando se me ofreció la posibilidad de leer esta novela lo primero que hice, como suele ser habitual cuando algo nuevo cae en mis manos, es informarme sobre lo que voy a leer; no es que me deje influir por otras reseñas o publicidad, o merchandising a tutiplén, pero si me gusta saber qué ha despertado en otros lectores, escritores o como la editorial o el autor ha llegado a sus potenciales lectores. Reconozco que siempre desconfío de aquellos libros que salen a bombo y platillo y antes siquiera de llegar al público ya han recibido varias críticas o reseñas más que favorables, entendedme, no es que desconfíe de esas opiniones, pero huele a "chamusquina", es decir, dime cómo te llamas y te diré cuantos lectores compran tus libros...me gusta más enfrentarme a libros lo más vírgenes posibles, aquellos que tal vez no se encuentren en todas partes, que incluso tan solo puedas conseguirlos en un par de sitios y que las reseñas hasta se cuenten con los dedos de una mano...pues esos son los libros que me atraen. Como cuando voy a una librería, paso de largo por los bests sellers y voy en busca de autores y obras nuevas.
Pero también me descoloca mucho cuando busco información y no encuentro nada o apenas nada, es como cuando voy por primera vez a un lugar y no se por dónde tirar, ando y ando y ando y por más que pregunto no doy con el lugar hasta un buen rato después; me pone nerviosa. Y claro, ahora me diréis ¡pues aclárate bonita, o vírgenes o putas! (qué brutos sois) a eso me refiero, a que necesito esa sensación de ver algo nuevo en un lugar que ya conocía, como cuando voy por segunda vez a un sitio al que se llegar pero del cual no conozco todos los detalles y disfruto descubriéndolos...ea.
Ese vacío inicial fue el que sentí con El árbol de Drago cuando quise saber más de él. Lo poco que encontré fue de su versión original en inglés, pero de su traducción en castellano a penas dos cosas y no me decían mucho sobre él; si me ayudó a decidirme el hablar con la autora -a penas un mail, pero suficiente- y ver su pasión por el libro y su difusión en lengua castellana, así que pensé: ¡Pues mira Yolandita, a hacer de Robert Peary en el Polo Norte! y sin casi ninguna referencia (tres breves pero directas críticas, para ser exactos) me embarqué rumbo a Lanzarote, vía Australia e Inglaterra, largo pero entretenido viaje, eso os lo aseguro.
Me encuentro con una protagonista que llega a las Canarias huyendo de un pasado que la atormenta, pero que descubre en la isla que huir no es más que levantar fantasmas junto con la polvareda de la carrera; su infancia, sus padres, su hermana, sus miedos, sus temores, sus pocos triunfos y bastantes fracasos ¿Somos los que los demás han hecho de nosotros, o somos lo que nosotros hemos dejado que nos hagan?
Conocemos a Ann Perry, geóloga, dejando atrás un insatisfactorio e infeliz matrimonio con Andrew, llega a Lanzarote con la excusa de realizar un trabajo hidrológico, pero no se trata más que de una huída desesperada de un pasado lleno de fantasmas, rencores, frustraciones y sueños rotos; casi al mismo tiempo conocemos a Richard, escritor, también inglés como Ann, sumido en un matrimonio infeliz pero correcto, una especie de penitencia con la que carga por haberse dejado llevar por sus instintos en lugar de por sus sentimientos. Cuando ambos se conocen, una alarma salta en sus mentes y en sus corazones, cada uno representa para el otro lo que no han conocido en sus vidas matrimoniales. Más adelante conocemos a Domingo, canario, un maestro alfarero, un artista, un creativo, algo que llama poderosamente la atención de Ann la cual renunció a su sueño de estudiar Arte por satisfacer las expectativas de su padre; Domingo y Richard son tan distintos física como emocionalmente, complementándose sin proponérselo ante los ojos de la geóloga. Los tres se convierten en un extraño trío, un heterogéneo grupo en el que los miedos propios se exorcizan a través de los ajenos.
CONCLUSIÓN: Un viaje físico y detallado por Lanzarote que hará las delicias de los amantes de la isla, la Historia y las curiosidades, viaje en el que se muestra el amor que la autora, Isobela Blackthorn siente por la isla y sus habitantes; pero también es un viaje emocional en el que no faltan los recuerdos, los anhelos, los sueños, las decepciones, los miedos, las malas decisiones y el propósito de enmienda. Un libro en el que no falta el amor por los viajes, la geografía, la Historia, la Ciencia y hasta el Esoterismo.
LO MEJOR: Las descripciones, son brutales, tangibles, logran transportarte hasta las Islas Afortunadas, muy visual, casi cinematográfico. Los personajes, tanto los principales como los secundarios, son psicológicamente complejos, casi atormentados, intensos, lo que crea una historia de emociones, sentimientos y relaciones catárticas.
LO PEOR: La traducción es demasiado literal, en ocasiones se pierde frescura y da la impresión de estar leyendo un hipérbaton continuo, algo así como si la novela estuviera narrada por Yoda; me gustaría leer la novela original, en inglés, para poder disfrutar de la naturalidad del idioma de origen, pero con mi soltura y mi falta de práctica sería un despropósito. No he podido evitar bajar la nota al libro, por otra parte una muy buena historia, por esa desconexión que he sentido con el idioma.
PUNTUACIÓN:
EL ÁRBOL DE DRAGO
Isobel Blackthorn
Traducción: Inelda Lovi
ISBN: 9781925652123
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