martes, 26 de diciembre de 2017

EL ÁRBOL DE DRAGO de Isobel Blackthorn



Hay un drago en mi jardín,
De su sombra me embadurno
Los veranos, azotado por uno más.
Sangró en las guerras,
Primero flechas, luego balazos,
Manando de sus heridas agua para las áridas tierras.

Hay un drago en mi jardín,
A veces retumba de historias
Que me recita silencioso.
Se ocultó en pinares,
Tratado de ilegal, repartió raíces
A quienes las perdieron.

Hay un drago en mi jardín,
Su corteza improvisa una cama
Donde recuesta a una indefensa rama.
Castiga opresores con derecho de asilo,
Hace gemir a infieles octillizos matriarcales
Que evitan mirar sus ancianos ojos.

(Luis Díaz)





"Ella quería olvidar, permitir a este ambiente de tremendo aislamiento consumirla.
Perseguida por los demonios del pasado y el presente, la geóloga Ann Salter busca refugio en la exótica isla de Lanzarote. Allí conoce al carismático escritor Richard Parry y al alfarero nativo Domingo y juntos exploran la isla. Ann se encuentra con tesoros ocultos de la isla que caen en un viaje profundo dentro de ella misma, se esfuerza para comprender quién fue ella, quién es ella, y quién ella quiere ser. El árbol de Drago es una anécdota intrigante de traición, conquista y amor en todas sus formas, establecida en contraste al panorama dramático de la isla y la historia colonial española."
Cuando se me ofreció la posibilidad de leer esta novela lo primero que hice, como suele ser habitual cuando algo nuevo cae en mis manos, es informarme sobre lo que voy a leer; no es que me deje influir por otras reseñas o publicidad, o merchandising a tutiplén, pero si me gusta saber qué ha despertado en otros lectores, escritores o como la editorial o el autor ha llegado a sus potenciales lectores. Reconozco que siempre desconfío de aquellos libros que salen a bombo y platillo y antes siquiera de llegar al público ya han recibido varias críticas o reseñas más que favorables, entendedme, no es que desconfíe de esas opiniones, pero huele a "chamusquina", es decir, dime cómo te llamas y te diré cuantos lectores compran  tus libros...me gusta más enfrentarme a libros lo más vírgenes posibles, aquellos que tal vez no se encuentren en todas partes, que incluso tan solo puedas conseguirlos en un par de sitios y que las reseñas hasta se cuenten con los dedos de una mano...pues esos son los libros que me atraen. Como cuando voy a una librería, paso de largo por los bests sellers y voy en busca de autores y obras nuevas.
Pero también me descoloca mucho cuando busco información y no encuentro nada o apenas nada, es como cuando voy por primera vez a un lugar y no se por dónde tirar, ando y ando y ando y por más que pregunto no doy con el lugar hasta un buen rato después; me pone nerviosa. Y claro, ahora me diréis ¡pues aclárate bonita, o vírgenes o putas! (qué brutos sois) a eso me refiero, a que necesito esa sensación de ver algo nuevo en un lugar que ya conocía, como cuando voy por segunda vez a un sitio al que se llegar pero del cual no conozco todos los detalles y disfruto descubriéndolos...ea.

Ese vacío inicial fue el que sentí con El árbol de Drago cuando quise saber más de él. Lo poco que encontré fue de su versión original en inglés, pero de su traducción en castellano a penas dos cosas y no me decían mucho sobre él; si me ayudó a decidirme el hablar con la autora -a penas un mail, pero suficiente- y ver su pasión por el libro y su difusión en lengua castellana, así que pensé: ¡Pues mira Yolandita, a hacer de  Robert Peary en el Polo Norte! y sin casi ninguna referencia (tres breves pero directas críticas, para ser exactos) me embarqué rumbo a Lanzarote,  vía Australia e Inglaterra, largo pero entretenido viaje, eso os lo aseguro. 

Me encuentro con una protagonista que llega a las Canarias huyendo de un pasado que la atormenta, pero que descubre en la isla que huir no es más que levantar fantasmas junto con la polvareda de la carrera; su infancia, sus padres, su hermana, sus miedos, sus temores, sus pocos triunfos y bastantes fracasos ¿Somos los que los demás han hecho de nosotros, o somos lo que nosotros hemos dejado que nos hagan? 
Conocemos a Ann Perry,  geóloga, dejando atrás un insatisfactorio e infeliz matrimonio con Andrew, llega a Lanzarote con la excusa de realizar un trabajo hidrológico, pero no se trata más que de una huída desesperada de un pasado lleno de fantasmas, rencores, frustraciones y sueños rotos; casi al mismo tiempo conocemos a Richard, escritor, también inglés como Ann, sumido en un matrimonio infeliz pero correcto, una especie de penitencia con la que carga por haberse dejado llevar por sus instintos en lugar de por sus sentimientos. Cuando ambos se conocen, una alarma salta en sus mentes y en sus corazones, cada uno representa para el otro lo que no han conocido en sus vidas matrimoniales. Más adelante conocemos a Domingo, canario, un maestro alfarero, un artista, un creativo, algo que llama poderosamente la atención de Ann la cual renunció a su sueño de estudiar Arte por satisfacer las expectativas de su padre; Domingo y Richard son tan distintos física como emocionalmente, complementándose sin proponérselo ante los ojos de la geóloga. Los tres se convierten en un extraño trío, un heterogéneo grupo en el que los miedos propios se exorcizan a través de los ajenos.

CONCLUSIÓN: Un viaje físico y detallado por Lanzarote que hará las delicias de los amantes de la isla, la Historia y las curiosidades, viaje en el que se muestra el amor que la autora, Isobela Blackthorn siente por la isla y sus habitantes; pero también es un viaje emocional en el que no faltan los recuerdos, los anhelos, los sueños, las decepciones, los miedos, las malas decisiones y el propósito de enmienda. Un libro en el que no falta el amor por los viajes, la geografía, la Historia, la Ciencia y hasta el Esoterismo.

LO MEJOR: Las descripciones, son brutales, tangibles, logran transportarte hasta las Islas Afortunadas, muy visual, casi cinematográfico. Los personajes, tanto los principales como los secundarios, son psicológicamente complejos, casi atormentados, intensos, lo que crea una historia de emociones, sentimientos y relaciones catárticas.
LO PEOR: La traducción es demasiado literal, en ocasiones se pierde frescura y da la impresión de estar leyendo un hipérbaton continuo, algo así como si la novela estuviera narrada por Yoda; me gustaría leer la novela original, en inglés, para poder disfrutar de la naturalidad del idioma de origen, pero con mi soltura y mi falta de práctica sería un despropósito. No he podido evitar bajar la nota al libro, por otra parte una muy buena historia, por esa desconexión que he sentido con el idioma.


PUNTUACIÓN:






EL ÁRBOL DE DRAGO
Isobel Blackthorn

Traducción: Inelda Lovi

ISBN: 9781925652123

Adquirir la novela (Ebook) Aquí

viernes, 22 de diciembre de 2017

ÉRASE UNA VEZ...Una Navidad movidita y una cena embarrada.

Bueeeeno, pues la Navidad ha venido y todos sabemos como ha sido ¡La lotería y los catálogos de juguetes nos la han traído! y como en este blog somos de contar las cosas muy a nuestra manera, hemos decidido que no hay mejor forma de desearos unas Felices Fiestas que con un "Érase" muy especial: con un Relato (verídico) con el que quedé finalista en un Certamen Literario hace ya un lustro.
Lo dicho ¡Feliz Navidad a todos! y cuidado con lo que os dan de cenar estos días...





¡Ya era Navidad otra vez! y un año más había vuelto a caer en 24 y 25 de diciembre ¡Mis primos se quedaron alucinados cuando les conté mi descubrimiento! todos los años la Navidad caía en el mismo día, qué cosas. Y como toda Navidad en mi familia, no había fiestas que se preciaran si no comenzábamos con una matanza; si, como suena, asesinatos en familia con premeditación y alevosía, no con nocturnidad porque como éramos tan mafiosos, pues no teníamos pudor en matar a plena luz del día ¡Vaya familia! Yo me había hecho hippie y comunista ese verano, antes también fui del "maquis" pero lo de echarme al monte no me iba mucho, demasiados bichos y sin tele para ver Verano azul, así que pasé de la clandestinidad del movimiento "maquis" al flower power Y La Internacional tocada con flauta y pandereta -para desesperación de mi madre, abuela y tía. 
Qué Navidad tan reivindicativa, con mi bufanda de flores y mis katiuskas rosas de mariposas, super hippie todo y con una bandera roja pero en lugar de hoz y martillo que no me gustaban mucho, yo llevaba una foto de los Pecos que regalaba la Super Pop ¡Haced el amor y no la guerra, hermanos, viva la Pasionaria y Pedro Marín! -gritaba yo a diestro y siniestro coreada por mis primos y compañeros de partido. 
De nada sirvieron las amenazas de mi abuela y de mi madre, ni todas las zapatillas del mundo poniéndome el culo rojo a alpargatazos lograrían que dejara que las clases opresoras y los caciques acabaran con el espíritu de amor y fraternidad que mi grupo y yo proclamábamos ¡No comáis animales, son nuestros amigos, no os convirtáis en antropófagos! -gritábamos- ¡Un animal muerto, un asesino suelto! Y luego comenzaba la retahíla de nombres y apellidos de todas las víctimas que aquel aciego día de matanza esperaban de cuerpo presente en la "cocina grande" para ser despiazados y triturados por las manos de ese Clan de asesinos ¡Que la muerte de Tocinito no sea en balde compañeros, venguemos a nuestro amigo! ¡Janice Joplin que estás en los cielos, santificado sea John Lennon, venga a nosotros tu Reino Jim Morrison, acoged en vuestro seno a nuestros amigos Lucas, Segis y Manolo! -decía yo- ¡Alabado sea Carrillo! -contestaban mis feligreses. 
Después de una hora así y viendo que la carnicería seguía adelante y la Fe de mis seguidores flaqueaba tras ser tentados por un bocadillo de jamón serrano, decidí pasar a la acción ¡Ya era hora de sacar la artillería! rauda y veloz fui a casa de mi otra abuela para coger "cigarros de la risa hippies", de esos que fumaban mis tíos y a los que yo llamaba "marijuanas" aunque en el estanco de la señora Justa los vendían con el nombre de "Sombra" y "Bisonte"; lo de dar risa seguro que era por los nombres porque a mi que no me digan, pero un cigarrillo que se llama Bisonte, es como un niño al que le ponen Buey, una guasa.
Y allí estaba yo, con la casette de "Sargent peppers lonely hearts club band" a todo meter en el radiocasette del coche de mi tío y una humera digna de un fumadero de opio londinense, gritando una y otra vez ¡Abajo el tirano, no más muertes de marranos! cuando mi primo pequeño empezó a vomitar el colacao del desayuno porque el muy burgués se había tragado el humo del Bisonte y más verde que una espinaca iba por las esquinas echando la primera papilla ¡Casi habíamos logrado que los mafiosos de nuestros padres pararan el holocausto marranil cuando el pequeño burgués de mi primo se vuelve del revés de tanto vomitar! y claro, nos dieron alpargata, bueno, me dieron a mi, pues mis primos resultaron ser menos "Tovarich" de lo que decían y más "afectos al Régimen dictatorial" pues al primer zapatillazo se rindieron y se comieron el dichoso bocadillo de jamón con el que los matarifes compraron su lealtad. 
Me quedé sola ante el peligro, como Gary Cooper en aquella película, y desarmada ante aquellos cuatreros sin corazón ni amor por las verduras, juré ante Jimmy Hendrix  que me volvería a echar al monte si era necesario antes que comerme a mis buenos amigos ¡ay mis cerditos bonitos! Y así fue como salí corriendo como las locas bajo la nieve, cantando a voz en grito "¡Libertad libertad, sin ira libertaaaaad! y comecé a abrir los corrales de mis vecinos para que ninguna gallina, gallo o conejo sufriera la misma suerte que Tocinito y el resto de la panda ¡Corred pequeños, sois libres, corred! -gritaba eufórica. Pero la que tuve que salir corriendo por patas fui yo, pues conforme mi vecina "La vieja grulla" vio a todos sus bichos sueltos por la era comenzó a gritar: ¡Como pille al desgracio que ha hecho esto lo mato, lo matoooooo" 
Llena de barro hasta las rodillas y con más hambre que los pavos de Manolo ¡Pobres pavos, seguro que a estos también les dieron matarile!- pensé- volví a casa de mi abuela corriendo como alma que lleva el diablo dispuesta a comer el jamón de algún cerdito que no conociera y que hubiera muerto por causas naturales. Un líder ha de saber cuando rendirse por el bien de sus tropas y por supuesto, por el suyo propio.
El silencio que había en la cocina era sepulcral, ya debían estar todos en el comedor zampando animales indefensos,  así que entré corriendo para echar un último vistazo a mis amigos muertos y pedirles perdón por comerme un trozo de algún pariente al que yo no conocía pero que respetaba, cuando de repente, sentí un líquido viscoso que me llegaba más arriba de las rodillas y que impregnaba todo de un olor dulzón intenso: me había metido dentro del lebrillo de la sangre para las morcillas. 
Allí estaba yo, dentro de un enorme recipiente lleno de sangre de gorrino con unas katiuskas llenas de barro y nieve y vaya a saber usted que más regalos tras haberme metido en el corral de los vecinos y apunto de vomitar, cuando mi abuelo que avivaba el fuego de la chimenea para poner a hervir aquella misma sangre en la que yo me había metido y de la que no me podía mover del asco que sentía, se echó las manos a la cabeza mientras repetía como un mantra: La abuela te mata, la abuela te mata, la abuela te mata...y dirigiéndose hacia mí con las manos por delante, cerré los ojos pensando que pasaría a hacer compañía a mis amigos de cuerpo y sangre presente, cuando me sacó en vilo del lebrillo y me limpió a cubos en el corral. Mi abuelo me hizo prometer que no diría nada de lo ocurrido, que él se encargaría de colar la sangre a otro lebrillo y que allí paz y después gloria, que si me iba de la lengua el que me pelaba el culo a zapatillazos sería él.
El pacto secreto incluía que yo me dejaría reñir estoicamente por mi abuela, madre y tías, para hacer tiempo y así poder él limpiar el lugar del crimen y deshacerse de las pruebas, y desde aquel momento, aquel suceso no había ocurrido nunca, nunca.

Mi abuela me dio jarabe de zapatilla por lo de los cigarrillos, mi madre me caneó dejándome la nuca rojo sangre (lagarto, lagarto...) y mis tías menearon la cabeza como signo de reprobación como si les hubiese dado un tontillo, yo comí jamón frito con patatas sabiendo que en toda guerra hay daños colaterales (Tocinillo, va por ti) y mi abuelo volvió al comedor como si nada hubiera pasado. Aquel día pasaría a los anales de la historia como Navidad sangrienta...y embarrada. 

Días después, cuando las morcillas estaban ya oreadas, comenzaron a freírlas  e invitando a los vecinos a degustar los primeros embutidos de la matanza comieron como si no hubiera mañana, mientras todos repetían : ¡Qué buenas os han quedado este año las morcillas, qué buenas, ya nos diréis el secreto! Y es que todo el mundo comió y alabó la morcillas de esa Navidad menos mi abuelo y yo, yo por motivos morales "o por tonterías de las mías" como decía mi madre,  y mi abuelo porque le atacó un extraño mal de estómago aquel año que hacía que las morcillas le sentaran mal y ante el asombro de mi abuela, decidió no probarlas.

El crimen siguió impune hasta veinte años después y ante un plato de morcillas una Navidad, mi abuelo y yo decidimos contar el suceso del lebrillo, las katiuskas y las milagrosas morcillas de aquel año...desde ese día nadie en mi familia come el embutido de la discordia.
¡Tocinito, por fin fuiste vengado! Amen.

 Yolanda Toledo Villar



©Yolanda T. Villar

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lunes, 18 de diciembre de 2017

MES DE LA NOVELA CLÁSICA: CUENTOS DE CANTERBURY de Geoffrey Chaucer




"La mala suerte ha sido. Estoy tan acostumbrado a soplar el fuego que esto, supongo, ha cambiado el color de mi rostro. Yo no suelo mirarme en los espejos, sino que fatigosamente trabajo en intentar transmutar metales. Nosotros andamos siempre desviados y contemplamos el fuego sin parar, pero a pesar de toda nuestra esperanza jamás logramos nuestro deseo. A muchos engañamos y a otros pedimos prestado, algo como una libra o dos, o diez, o doce y aún mayores cantidades, y así les hacemos creer que doblaremos su dinero al menos. Pero todo es falso, porque, aunque nuestros deseos son buenos, no pueden realizarse, y desde luego no por falta de ensayos. Sin embargo, la ciencia de la alquimia está tan lejos de nosotros que no somos capaces de alcanzarla, y, digamos nosotros lo que sea, ella acaba siempre por deslizarse hasta que nos convierte en mendigos. "
(Fragmento de El criado del canónigo)




Cuando Laky nos propuso el mes de la Novela Clásica no me lo pensé dos veces, adoro los Clásicos; pero mucho me he tenido que pensar qué libro elegir, pues en una lista inicial de mis favoritos había nada más y nada menos que 23 ¡23! así que he tenido que pensarlo y repensarlo siguiendo mi corazón ¿Y cual de todos los libros que he leído en mi vida ha sido el que más me ha marcado? difícil, muy difícil elegir, pero entonces recordé uno que al leerlo por primera vez en la adolescencia me gustó tanto que lo llevé a clase y conseguí que el profesor se saltara las lecturas obligatorias del curso para incluir mi libro a pesar de que nos dijo que no eran demasiado apropiados todavía para nosotros, que nos costaría entenderlos y podría dar lugar a confusiones, por no hablar del estilo literario. Ni corta ni perezosa dije: ¡No pasa nada, quien no entienda algo, que me pregunte a mi! yo, foco de sabiduría con 16 años. Al menos hice reír al profesor y conseguí que leyéramos parte del libro en clase, ya que debido a su extensión (más de 600 páginas)  era imposible leerlo entero en horas de clase. 
Pues por todo eso que sentí, que viví y que representó para mi, he elegido LOS CUENTOS DE CANTERBURY de Chaucer. 
He leído varias ediciones a lo largo de mi vida, la primera de todas no fue la original, escrita en su mayoría en verso a excepción de dos cuentos en prosa, de un total de 24; aquella primera vez leí una traducción en prosa, muy al estilo de los cuentos tradicionales tal y como los conocemos, y aunque fue con esta con la que descubrí autor y obra y tanto disfruté, años después leí la traducción más fiel a la original que encontré, respetando el verso y la prosa. Hasta en una ocasión adquirí el libro en inglés medio, el idioma original que utilizó Chaucer para escribir sus cuentos, pero teniendo en cuenta que fueron escritos a finales del siglo XIII, fue imposible obtener por mi parte un entendimiento claro de lo que leía ¡Dichoso inglés medieval! dichoso inglés en general.
Así que hoy os traigo la versión prosa y traducida al castellano que leí en su momento aunque esta vez en epub, que las ciencias adelantan que es una barbaridad.
Con el tema-excusa de la peregrinación a Canterbury desde Londres para visitar el santuario de Tomás Becket, Chaucer reune a un heterogéneo grupo de peregrinos, de diferentes clases sociales y como se suele decir vulgarmente, cada uno de su padre y de su madre; los cuentos de los 24 elegidos para marchar al santo lugar serán mediados bajo la atenta mirada y buen saber del posadero del Tabardo. Chaucer no tiene ningún interés en mostrarnos el camino en si, para el solo se trata de una excusa, un marco, un pretexto para hacernos llegar estos cuentos, para mostraros las diferentes visiones de la vida según el status social de cada uno, dejándonos un cuadro perfecto sobre las costumbres, gentes y formas de vida de la época. 
Los cuentos son sencillos, están contados linéalmente, uno detrás de otro pero contados en diez tramos, tantos como cabalgadas hacen hacia el santuario, y como ya he dicho antes, el camino es lo de menos, lo importante es lo que se nos va contando aunque se nos recuerda que hay un hilo conductor entre todas ellas, el Peregrinaje en si. Los cuentos se van alternando con los diálogos que surgen entre los peregrinos durante el camino, ya sea a modo de interrupción para preguntar algo, enfatizar o dejar su opinión al respecto, lo que rompe y a la vez aligera y da vidilla a la narración. 
Los temas que se tratan son tan variados como lo son sus personajes: amor, iglesia, matrimonio, creencias, dinero, pobreza, sabiduría, ignorancia y entre medias de todo ello y con un gran sentido del humor y mucha picardía, el sexo tal y como era visto y vivido  en la época, que queridos míos, no era tan distinto al de hoy en día, no hemos inventado nada. 
Los cuentos son ágiles, amenos, chispeantes, divertidos, pícaros, y nos sorprenderá ante todo que a pesar de los siglos transcurridos desde su escritura, siguen en vigor hoy en día y que aunque han cambiado muchas cosas en la forma, el fondo no ha cambiado tanto. 

A pesar de inspirarse en el Decamerón de Bocaccio, Chaucer logra imprimir carácter y originalidad en los suyos, siguiendo un mismo patrón pero dando pespuntes más finos. 
Lo recomiendo fervientemente a todos los que gusten de los cuentos, el sentido del humor, la Historia real de la Edad Media y sobre todo, de los que gocen de las letras de todos aquellos que nos precedieron y marcaron estilo para los que vinimos detrás. 
Cada cual deberá elegir sus cuentos favoritos, como ha de ser, pero me gustaría recomendaros los que más me gustan a mi y con los que más he disfrutado: El cuento del Caballero, El Cuento de la Esposa, El Cuento de Melibeo, El Cuento del Capellán de monjas y El Cuento del Terrateniente.
No tengáis miedo a los Clásicos, son un bálsamo para el alma.



PUNTUACIÓN: MATRÍCULA DE HONOR
(Seis sobre cinco)




CUENTOS DE CANTERBURY
Geoffrey Chauce

1387-1400

648 Páginas.

domingo, 17 de diciembre de 2017

CARTELERA SEMANAL EN EDITORIAL LETRAME





 Cartelera de libros semanal Letrame Editorial y novedades.

  Cada semana, en Cartelera de Libros, les ofreceremos las novedades más recientes de Letrame Grupo Editorial.
Solo los peces muertos siguen la corriente de Miguel Ángel Oliván, Un viaje mágico de la mano de Amigos de las Artes Marciales y Cuatro estaciones y un año para olvidarte de David Soria Fuertes. Tres obras, tres historias y tres autores que nos abren y descubren nuevos mundos llenos de misterio, ética y amor. 
Les aseguro que no les decepcionarán.


Novedades de Letrame Editorial:


    


    
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