martes, 30 de agosto de 2016

TRABAJOS DE AMOR PERDIDOS - FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE OLITE


Para describir el amor se necesitarían un elevadísimo número de muestras, tantas como personas en el mundo lo experimentan, pues existen tantos tipos de amor como parejas enamoradas. Tratar de escapar a su llamada ha constituido siempre una prueba manifiesta de control físico y emocional en muchas culturas. Aquellos que lo consiguen son gentes firmes y de gran fortaleza ánimica pero, qué duda cabe, pierden la oportunidad de experimentar una de las sensaciones interiores de felicidad más plenas que puede sentir el ser humano. Que se lo digan a todos aquellos que intentaron escapar de su atracción y no lo consiguieron...

El broche final al Festival de Teatro Clásico de Olite llegó de la mano de la Fundación Siglo de Oro, que trajo hasta el escenario de La Cava una de las primeras obras de Shakespeare, un texto fresco en el que se intuye la forja de la gran personalidad del dramaturgo inglés como autor de teatro. No obstante, estamos ante una obra que pretende atraer la atención del público desde el inicio, y cuyos personajes se encuentran entregados a desenmarañar la madeja de hilos y atracciones que, unos y otras, sienten entre ellos. Las grandes cuestiones vitales vendrán con la madurez literaria de Shakespeare, pero el sentido del ritmo y el control de los tiempos escénicos son muestra inequívoca de la autoría del consentido del The Globe.


En esta historia, el Rey de Navarra y algunos de los más distinguidos miembros de su corte deciden recogerse en un castillo para, engrandeciendo y ensanchando los muros de su mente, su alma y su moral, hacer de Navarra un reino que asombrará al mundo. A ello se entregan con vehemencia, hasta el extremo que entienden que, cuanto mayor sea el sacrificio, mayor será la recompensa. Por eso, deciden ir más allá y se obligan a dejar a un lado cualquier tipo de atracción por el sexo contrario, entendiendo este gesto como una clara muestra de su imperturbable decisión y de la solidez de sus principios. Sin embargo, la llegada de la Princesa de Francia y varias de sus doncellas al castillo, en visita al reino de Navarra, pondrá en serias dificultades el noble compromiso de tan loables caballeros. Será entonces cuando comiencen los enredos entre los personajes, sus flirteos, sus juegos de diálogos, y una serie de embrollos y situaciones cómicas que despertarán innumerables carcajadas a lo largo de toda la obra.


En esta ocasión, la dirección es cosa de cuatro manos, las de Tim Hoare y Rodrigo Arribas. Entre los dos, consiguen una propuesta muy bien elaborada, un conjunto estéticamente cuidado y armonioso, una puesta en escena original y un respetuoso trato a la atrevida adaptación del texto realizado por José Padilla. La escenografía es muy atractiva, pudiendo hallar el espectador, gracias a un preciso juego de luces, un tupido bosque navarro o un regio salón de pilares en una acertada composición (que juega con la perspectiva y los puntos de vista desde la platea) creada a partir de unos listones de madera levantados del suelo.
El elenco de actores desarrolla su labor con precisión, demostrando que tienen sus respectivos papeles en la palma de su mano, controlando sus emociones, sus ímpetus, sus silencios y toda la paleta gestual, amplia y pintoresca, que los personajes requieren para rescatar sus corazones apasionados de la fría coraza de hielo en la que tratan de envolverlo.
Y es que el amor es capaz de imponerse a la mayor de las inclemencias, vengan de donde vengan y tengan la motivación que tengan. Éste es el mensaje que William Shakespeare trató de mandar a sus coetáneos cuando comenzaba a hacerse un hueco en la Historia Universal. El mismo mensaje, renovado y accesible, es el que nos tratan de acercar desde la compañía Siglo de Oro: una propuesta útil, perfectamente engranada, que garantiza dos horas  de entretenimiento de calidad a nivel escénico y técnico, y que nos permite descubrir a un Shakespeare diferente, un Shakespeare que, a pesar de ser novel, demuestra que el teatro formaba parte del torrente que recorría sus arterias y llegaba a su mente con claridad pero al mismo tiempo en creativa ebullición. Les pasa a los genios.




COMPAÑÍA
Fundación Siglo de Oro

DIRECCIÓN
Tim Hoare - Rodrigo Arribas

REPARTO 
Javier Collado, Montse Díez, Jesús Fuente, Alicia Garau, Jorge Gurpegui, Julio Hidalgo, José Ramón Iglesias, Alejandra Mayo, Sergio Moral, Raquel Nogueira, José Luis Patiño, Lucía Quintana y Pablo Vázquez

EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO  
Adaptación: José Padilla 
Diseño de Escenografía y Vestuario: Andrew D. Edwards 
Diseño de Iluminación: Alberto Yagüe 
Composición Musical: Xavier Diaz-Latorre 
Coreografía: Tanja Skok 
Caracterización y Coordinación de Diseños:  Susana Moreno 
Construcción de Escenografía: Utilería-Atrezzo, S.L. 
Taller de Vestuario: Rafael Solis 
Adjunta de Dirección: Verónica Clausich 
Asistente de Dirección: Grainne Dromgoole 
Asistente de Coordinación de Escenografía: Anna Gil 
Dirección Técnica: Carlos Barahona 
Espacio Sonoro: Oscar Laviña 
Asistente de producción: Raquel Navarrete 
Dirección de Producción: Fundación Siglo de Oro
 

 Facebook de la Compañía




Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 25 de agosto de 2016

UNA BATUTA EN BUSCA DE DIRECTOR de María del Pilar López Gómez



Cuando asisto a un concierto
de música clásica
me mantengo despierto
¡no es complicada, es básica!
En la orquesta de Cámara
hago aparición
¡con mi talento 
causo una revolución!

(Reunión de Instrumentos. Cuentos cortos)


¿Quién no ha sentido la emoción de niño cuando ha descubierto la música? ¿Quién de nosotros no ha bailado moviendo el culo como un pato, siendo solo un bebé cuando sonaba una canción pegadiza en la radio? A la emoción inicial de escuchar y sentir la música cuando somos unos niños pequeñitos, se suma la expectación que nos crea la primera vez que tenemos un instrumento musical en las manos, ya sea para hacerlo sonar melodiosamente o, como en mi caso, producir horribles ruidos; pero en ambos casos, esos extraños objetos a simple vista, despiertan nuestra curiosidad y siempre nos fascinan cuando los oímos sonar. Reconozco que no aprender nunca a tocar el violín decentemente, vamos, a no hacerlo chirriar, es una pequeña espinita que llevo clavada dentro
(tampoco logré aprender más de dos canciones a la flauta, aunque poco reconocibles, se apreciaban algunas notas musicales acertadas. Lo mismo pasó con la guitarra, la bandurria, el acordeón -este incluso me hizo caer al suelo en un primer intento de colgármelo al pecho- la armónica, el triángulo...) y aunque con el paso de los años se va asimilando que no tienes talento musical alguno, y menos oído que un gato de escayola, aprendes que con la música se disfruta de muchas maneras, y lo haces en grande siempre. Os contaré un secreto que nadie sabe y espero que no salga de aquí, ya que estamos entre amigos: me encanta fingir que toco el violín o que dirijo una orquesta cuando escucho música clásica o que toco el contrabajo  y hasta el saxofón en una banda de jazz. 
La música es la más completa de las compañías, la mejor cura para el mal humor, el bálsamo que cura todas las heridas del alma y del corazón, la mejor de las terapias contra el dolor y la magia blanca más poderosa que existe en el Universo. 

...que la música sea el alimento del amor...


EL LIBRO.

Lucía tenía seis años cuando encontró por casualidad una vieja batuta abandonada en un parque, mientras paseaba junto a su padre tras un día de lluvia; poco podría imaginar Lucía que aquella vieja y olvidada  batuta la llevaría a vivir una gran aventura musical. Como si de una varita mágica se tratara, Lucía usaba su batuta esperando que la llenara de magia y diversión, pero lo que aquel objeto le hizo vivir, superó todas sus expectativas con creces. 

A través de la lectura de este libro descubrirás que nada es lo que parece y lo que parece puede no ser real. 
La música es magia. La música es poesía.
María del Pilar López Gómez es una maestra cuya pasión por los niños solo es comparable con la que siente por la música, de ahí que haya unido ambas y nos deleite a niños y mayores con este cuento maravilloso sobre una niña y una batuta, toda una aventura mágico-musical. 

LA OPINIÓN DEL GATO.

Siempre he sido una cuentista de tomo y lomo, en todas las acepciones que tiene la palabra. Mi abuela decía que dejara de contarle cuentos cada vez que me pedían explicaciones sobre algo, mi tía me decía que solo tenía cuentitis cuando le decía que si no merendaba pan con chocolate me dolería mucho la cabeza y mi madre me decía que más estudiar y menos inventar historias, que era toda una cuentacuentos; la verdad es que era totalmente cierto, todas tenían razón, padecía del síndrome del contador de historias, que puede que no cuente con diagnóstico médico reconocido o que no se haya incluido dentro de la lista de enfermedades vírico infecciosas, pero yo la padecía y estaba severamente infectada. Todo empezó, probablemente, con el cuento de la Cigüeña y el campanario, que me contaba mi abuelo por las noches cuando era muy pequeña, o el de las Siete Cabritillas, que nos contaba mi madre para que comiéramos sin llorar, y es que fue entonces cuando me infecté de por vida de esta maravillosa enfermedad que de existir cura, no la quiero cerca de mí. 
Leía cuentos en voz alta para mi hermana pequeña y mis primos, escribía los míos propios para luego poder leérselos a todos,  y mi bautizo como cuentacuentos profesional empezó con tan solo 14 años, en una residencia de ancianos.  Así que si, soy una cuentista de tomo y lomo. 
Cuando vi por primera vez la portada de Una batuta en busca de director (una vez más, las portadas me hablan, me hipnotizan, me abducen...) supe que tenía que ser mío; algo me decía que me iba a emocionar, a volver a sentir cosas que hacía tiempo había ignorado, que regresarían los recuerdos que creí olvidados y que disfrutaría mucho. 
Pues no fue así.
Me quedé corta. Ha sido mucho más que un disfrute absoluto el que me ha hecho sentir este pequeño cuento, y es que su autora, gran conocedora de los niños como maestra que es (algo más en común entre ambas) había escrito un
cuento para niños que emocionaba a los adultos, y es que no hay que olvidar que todo adulto, no solo fue un niño una vez, es que dentro de él, sigue llevándole en el corazón. Es cierto que es un cuentito corto, sin grandes pretensiones, pero resulta realmente delicioso, como si fuera un bomboncito relleno de dulce de leche, una delicatessen total; la música gusta a niños y pequeños, todos hemos creído en la magia, -algunos aún creemos- muchos hemos luchado por un sueño y no son pocos los que lo han conseguido, todo esto nos une irremediablemente a los seres humanos y si le sumamos el encantamiento que ejercen en nosotros los cuentos, el resultado es maravilloso.

La autora recomienda el cuento para niños entre 6 y 9 años, yo se lo he leído a un niño de 7, una niña de 2 y una perrita de 8 (si, ella también se unió al grupo y escuchó atentamente, incluso nos deleitó con su propia versión ladrido a ladrido de la canción que todos encontraréis dentro del libro) y aunque es cierto que el niño disfrutó mucho más porque se identificaba con la protagonista, la pequeña de dos años no paró en ningún momento de tocar un improvisado tambor y reír como una loca, así qué, resultado del experimento: positivísimo.
Y espero que nadie me acuse de haberlo testado en animales al contar con la yorkshire como público activo...

Solo he encontrado una pega al cuento de María del Pilar López, aunque es una pega importante: a partir de su lectura, los niños no dejarán de recoger palos para convertirlos en batutas, y advierto que no cesarán ni sea fiesta, ni llueva ni abrase el sol. Advertidos quedan los padres. El que avisa no es traidor.

...porque los sueños, no solo sueños son...





UNA BATUTA EN BUSCA DE DIRECTOR
María del Pilar López Gómez

ISBN: 978-84-9126-679-2

Editorial Círculo Rojo

Blog de la autora

Para adquirir el libro pinchad AquíBibabukAgapea


Imágenes del texto: ©Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS





Una batuta en busca de director from Editorial Círculo Rojo on Vimeo.

lunes, 22 de agosto de 2016

LAS HARPÍAS EN MADRID - FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE OLITE



La mujer es un ser fascinante dotado no sólo de la capacidad de engendrar futuro en sus entrañas, sino de alcanzar las cimas más altas que se pongan ante sí, pues posee una capacidad de sufrimiento y lucha envidiable, una férrea voluntad entregada al esfuerzo y una inteligencia tal que le han permitido, en un mundo de hombres, con abundantes lágrimas y no pocas derrotas, equipararse e incluso superar a la representación masculina del ser humano.
Existe un dicho tramposo que nos regala la Historia (escrita por hombres) que nos dice que detrás de un gran Hombre, siempre hay una gran Mujer. No podemos estar de acuerdo con el enunciado. Afortunadamente, la visibilidad de las capacidades femeninas nos obligan a modificar el texto y alterar el inicio que lo determina: Junto a un gran Hombre, siempre hay una gran Mujer. Puede parecer baladí, pero en ese cambio de palabras da voz a millones de llantos arrinconados, mira a los ojos de innumerables mujeres en todo el mundo y en todos los tiempos, encierra una lucha de miles de años por la igualdad.



Hacía mucho tiempo que sobre el escenario de La Cava de Olite no pasaba una propuesta con tan claro mensaje a favor de la mujer que el que llegó de la mano del director Quino Falero, que pone en escena una adaptación realizada por Fernando J. López de la novela del autor barroco Alonso de Castillo Solórzano. Con Las harpías en Madrid, asistimos a una representación teatralizada de la genuina picaresca española protagonizada de manera original para la época por un trío de heroínas, una madre viuda y sus dos vástagas, que se desplazan desde su Andalucía natal hasta la villa y corte de Madrid para satisfacer sus aspiraciones, que no son otras que las de sobrevivir y llenar su bolsa a costa de la superioridad bobalicona de los hombres que caen en sus redes.
Alonso de Castillo Solórzano fue uno de los seguidores de Lope de Vega, que trató de emular a su maestro con la pluma y que formó parte del ejército intelectual que las tuvo con los culteranistas de la época. Fue un hombre que viajó por toda España, y que conoció tierras extranjeras, llegando a vivir varios años en Italia. El triunfo le fue esquivo con sus composiciones para teatro, pero algunas de sus obras de novela gozaron de cierta popularidad, como es el caso de la protagonizada por la viuda Teodora (Nuria González) y sus dos hijas Lucia y Feliciana (Marta Aledo y Natalia Hernández, respectivamente). 


En esta adaptación libre, el autor adapta el texto para centrarse en los enredos, muy del gusto del espectador barroco español de la época, que las tres mantienen para engatusar a dos hombres: un comerciante venido de Génova y con ínfulas de dramaturgo, y un noble español que busca mostrarse como el más puro de entre los suyos siendo de moral distraída. Para ello, hacen un alarde de picardía e inteligencia que echa por tierra la supuesta superioridad de los galanes a los que seducen, mostrando las miserias de ambos y arrojándolos al espectador como dos mentecatos ineptos, escaso de talento el uno y lenguaraz el otro.
El elenco de actores, capitaneado por la veterana Nuria González, representan sus papeles con soltura, haciendo cada uno de ellos énfasis en las dotes, positivas o negativas de sus personajes, haciéndolos creíbles y consiguiendo, gracias a la agilidad de las escenas, momentos hilarantes que conectaron con el público.
Destaca el uso de la iluminación, muy cuidado y estudiado en todos los instantes, y un curioso uso de varios muebles de época como decorado activo, escenario y paisaje de fondo de los acontecimientos que se van sucediendo.
Entre escena y escena, la viuda lanza reflexiones al público respecto de su condición de mujer, de su sacrificio, de su inteligencia, de su desigualdad... Es quizá esta idea un arma de doble filo, pues muchos la pueden entender como lo que es: pequeñas anotaciones a modo de aclaración... Sin embargo, hay quien gusta de encontrarse con un teatro orientado de un modo más indirecto al reto de la duda para con el espectador, que busca que éste llegue a la misma reflexión sin que se la cuenten, únicamente con los hechos que acontecen sobre las tablas... Sea como fuere, es de agradecer el regalo de Las harpías en Madrid, una propuesta que no se sostiene sobre el pilar que representan los grandes autores del siglo de Oro y que ofrecen solemnidad y garantía de éxito, que se atreve a cruzar el alambre sin red, con una clara apuesta por la mujer como contrapeso para caminar hacia el otro extremo, ese que encontraron al final del espectáculo en forma de caluroso aplauso de reconocimiento de un público, el que se congregó en Olite, puesto en pie.





COMPAÑÍA
Las harpías en Madrid

DIRECCIÓN
Quino Falero

REPARTO 
Teodora: Nuria González 
Luisa: Marta Aledo 
Feliciana: Natalia Hernández 
Horacio: Juanan Lumbreras 
César: Paco Déniz

EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO 
Autor: Fernando J. López, a partir de de la novela de Castillo Solórzano
Versión:
Fernando J. López

Escenografía: Mónica Boromello 
Vestuario: Lupe Valero 
Diseño de iluminación: Toño M. Camacho 
Espacio sonoro: Ana Villa y Juanjo Valmorisco 
Producción: Chácena, Flower Power, De Gira 
Diseño gráfico y fotografía: Javier Naval 
Dirección de producción: Nadia Corral 
Ayudante de dirección y producción: Rocío Vidal 
Distribución: Clara Pérez
Producción: Chácena






Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

miércoles, 17 de agosto de 2016

LOS AMORES DE ELOÍSA Y ABELARDO (La sonrisa de la fisolofía) de José Ramón Arana




Hubo un tiempo en que no me perdía ni una sola película de Johnny Deep, y aunque hoy en día sigo viendo -a veces disfrutando y otras decepcionada- sus
películas, el entusiasmo y el "fanatismo" de antes ha desaparecido; como todo en esta vida, hay un momento para cada cosa y cada cosa tiene su momento, hay que abrir nuevos horizontes y descubrir nuevos mundos. Y aunque un clásico siempre permanece, siempre y cuando sea un buen clásico, pues no todo lo antiguo o viejo es bueno, hay que tener la mente abierta a lo nuevo. Pero hay ocasiones que lo clásico no tiene superación, pues se intenta, se fracasa, se consiguen algunos logros decentes adaptándolos a los nuevos tiempos, pero la base ya la cimentaron otros; y aunque no todo está inventado, cuando hablamos de amor y desamor, el ser humano ha vivido mucho más rápido sentimental que racionalmente. No somos los primeros que amamos, que dejamos de hacerlo y que sufrimos por ello, no.
Cuando vi la película de Johnny Deep y kate Winslet, sin olvidarnos del gran
Al Pacino (soberbio en la misma) Eloísa y Abelardo, no reparé en que ya
conocía la historia, la leyenda, y es que de eso ya hacía mucho; fue en clase de filosofía, hablando de lo humano y lo divino, de las pasiones descontroladas y de los ideales que nos controlan, y si había que morir o vivir por ellos. Recuerdo la "pasión" con la que nuestro profesor nos narraba la trágica historia de amor de Abelardo y Eloísa que sin embargo no dejaba de ser una de las más grandes y ardientes historias amorosas de todos los tiempos...y por entonces ahí nos quedamos, en mi caso concreto ¿Para qué saber nada más si aquello ya me parecía fabuloso, emocionante? la filosofía por entonces ya era bastante peñazo, y para una vez que presté atención y puse mis cinco sentidos en una clase ¿Para qué indagar más? y decidí que aquello era todo lo que debía saber de ambos personajes.

Nada hay más grande que amar y ser amado...


EL LIBRO.

Pedro Abelardo es el primer intelectual urbano de la Edad Media; prefería dialogar con sus alumnos, razonar los hechos y permitir que expongan sus ideas
que impartir clases teóricos dónde todo estaba dicho y nada se podía añadir. Rompió los moldes de la enseñanza de la época, tomando como pilares de la misma, la lógica y el fluir de las ideas por encima de la retórica y los dogmas establecidos; quien tiene una mente, tiene un tesoro.
Era un rebelde, un revolucionario, un adelantado -con creces- a su tiempo, y eso en plena Edad Media, se paga y duramente, pues si pensar en particular es arriesgado, crear escuela y permitir que el pensamiento libre fluya en masa, es peligroso. Y pocos estuvieron dispuesto a permitir a Abelardo seguir adelante con su rebeldía y su peculiar estilo de vida, pues los cimientos del orden y el saber establecido hasta entonces y en manos de la iglesia, se tambaleaban ante la "desvergüenza" del profesor, teólogo, filósofo y abad. 
Cuando su camino se cruza con el de la joven Eloísa, alumna primero, amante y esposa después, sus amores y desamores se convierten en leyenda y sus vidas, en imperecederas. Una pareja que unidos en un principio por sus ideas y más tarde por la pasión, han de vivir su amor separados por las circunstancias y la necedad de un mundo que no está dispuesto a dejarse cambiar aunque sea para bien de la mayoría. El poder y la ambición pesan más que el altruismo y la filantropía, y quien haga peligrar el  status quo establecido, será considerado enemigo de la sociedad y hasta hereje. 
Abelardo y Eloísa son ante todo iconos de la Libertad, él como filósofo y ella como máxime de la lucidez intelectual y la humanidad. 


LA OPINIÓN DEL GATO.

A lo largo de mis años juveniles de estudiante, y de estudio en la mediana edad (que no Edad Media, aunque algo de estudio al respecto también ha habido) me encontré con el nombre de Pedro Abelardo en bastantes ocasiones, y es que es difícil hablar o leer sobre lógica, teología y ética sin escuchar su nombre y conocer sus principios, sus logros y las acusaciones sobre él vertidas.
Una vida apasionante sin duda en sí misma, pero unida a la de la fiel y voluntariosa Eloísa, se convierten en leyenda del amor como estandarte y motor de sus días, in sécula seculorum; pero no me esperaba encontrarme la historia de ambos fuera de las aulas o las lecturas selectivas de un reducido grupo amante de la filosofía y la teología. No me lo esperaba pero la sorpresa ha sido grata. Ya he dicho antes que en su momento no indagué más sobre ambos que lo dicho y aprendido en clase, y es que como adolescente que era, no necesitaba nada más, pero con el paso de los años y las lecturas de diversos libros, la curiosidad se despertó y supe algo más sobre los amantes de París, pero no ha sido hasta el libro de José Ramón Arana, Los amores de Eloísa y Abelardo, cuando he descubierto al fin las dichas y desdichas de estos personajes, convertidos ya en paradigma del amor inquebrantable y doloso, pero eterno. Ha sido un placer leer capítulo a capítulo la vida de ambos, desde sus inicios por separado hasta el momento en que sus caminos se cruzan y entonces quedan unidos por siempre para la Historia; he disfrutado mucho si, aunque también ha habido ocasiones en que me he sentido algo superada por las largas exposiciones teológicas a las que no estoy acostumbrada, y me han resultado algo costosas de leer, teniendo que repasar en ocasiones una misma página un par de veces. Pero no lo considero un problema, ni siquiera un reparo a la obra de Arana, creo que sirve para entender unos conceptos difíciles de comprender para el público en general, pero planteados y explicados de tal manera que terminan siendo comprensibles para el lector, consiguiendo un
ambiente de empatía necesario para meterse en una historia y una época que nos queda muy lejos en el tiempo. Para los amantes y estudiosos de la Historia y la Filosofía, el libro de Arana es un oasis en el desierto; con una narrativa fluida, nada rimbombante, presentando hechos e ideas de manera clara, sencilla y con resoluciones de igual manera. Realmente ameno y educativo, es más, acabo de darme cuenta -tal vez el lector ya lo hiciera hace tiempo- que la filosofía novelada es un género en sí mismo, y si no lo es, debería serlo; si el Ministerio de Educación tuviera en cuenta nuestra opinión, recogería firmas para incluir Los amores de Eloísa y Abelardo en el programa educativo. 
Cuando el amor no lo es todo, pero si tan importante en nuestras vidas que al final, es lo que nos lleva a movernos por el mundo, un camino que nos guía de la mano de los sentimientos y las pasiones, al descubrimiento y conocimiento de que todo lo que nos rodea, tiene una base más allá de la Fe, y encontrarnos y formar parte de todo ello, nos hace no solo más felices, sino más libres. 

Aunque les pese a los poderosos. 




LOS AMORES DE ELOÍSA Y ABELARDO
La sonrisa de la filosofía
JOSÉ RAMÓN ARANA

Ediciones Beta

ISBN: 978-84-15495-95-6

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Una Reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS