martes, 28 de abril de 2015

Café Literario en Letras a la taza - La Puerta Pintada

En pleno corazón de Tudela, la segunda ciudad de Navarra, nació hace unos meses una nueva experiencia de contacto con la cosa literaria: Letras a la taza. Se trata de un ambicioso proyecto llevado a cabo por socios jóvenes y emprendedores que, tomando como referencia las propuestas más novedosas en el sector en las grandes capitales, arriesgaron fe e ilusión a partes iguales con el objetivo de ofrecer a sus vecinos la oportunidad de ligar la literatura con diferentes propuestas: desde tomar un café o disfrutar de su terraza a pie de calle hasta asistir a maridajes armónicos entre los libros que ofertan y distintas artes plásticas como la fotografía, la escultura, e incluso sensoriales, como una cata de vino.
Y como no podía ser de otro modo, también proponen presentaciones de libros, talleres infantiles, cuentacuentos, conferencias, teatro, propuestas bilingües u otras como la que hoy quiero traeros.
Hace apenas dos semanas, con la colaboración de Carlos Aurensanz, autor al que recientemente hemos reseñado y entrevistado, pusieron en marcha un café literario en el que escritor y lectores le tomaron el pulso a La Puerta Pintada, la última novela que ha publicado de la mano de Ediciones B.

 
A través de las preguntas que iban surgiendo por parte de los asistentes, Carlos fue desgranando su forma de trabajo, de documentación, de cómo fue atrapado por esa historia cuando, una mañana, frente al espejo y a medio afeitar, le vino a la mente los primeros trazos de una historia que había conseguido reunir en la librería a un público muy variado.
Mientras sonaba de fondo la banda sonora que escuchaba uno de los protagonistas principales de la novela, el escritor trasladó a los asistentes en una amena exposición por los distintos lugares en los que transcurre la novela: la Catedral de Tudela, sus tejados, sus torres, la casa del campanero... pero también por los distintos puntos de la ciudad de Tudela, las orillas del Ebro y, como no, por el frente de Aragón, en el Belchite viejo, un lugar mágico y sobrecogedor cuyas ruinas son el testimonio alzado -mientras duren- de la destrucción de la guerra y del horror que ésta causa allí donde se desata.
Sin que nadie se diese cuenta, transcurrieron casi dos horas desde el inicio. El público que se había congregado, antes de que Carlos diese por concluido el evento, le animó a seguir escribiendo y le citó a volver a verse las caras dentro de unos meses, cuando su nueva novela, en la que ya está trabajando según palabras del propio escritor, sea publicada.
No cabe duda que así será, pues Aurensanz es alguien muy persistente en su trabajo y, a pesar de que va contrarreloj, asistirá a su cita con la misma disposición de siempre. Sirva entonces como escenario el de Letras a la Taza para volver a vernos todos las caras, y todos aquellos que os animéis tras leer esta entrada. Habrá lugares similares, pero no mejores.

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