jueves, 29 de enero de 2015

YO SOY GATO de Jackie Morris












“Tigre, tigre, que te enciendes en luz
 por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
pudo idear tu terrible simetría?
¿En qué profundidades distantes, en qué cielos ardió el fuego de tus ojos?
¿Con qué alas osó elevarse? ¿Qué mano osó tomar ese fuego?

¿Y qué hombro, y qué arte
pudo tejer la nervadura de tu corazón?
Y al comenzar los latidos de tu corazón,
¿qué mano terrible? ¿Qué terribles pies?

¿Qué martillo? ¿Qué cadena?
¿En qué horno se templó tu cerebro?
¿En qué yunque? ¿Qué tremendas garras osaron sus mortales terrores dominar?

Cuando las estrellas arrojaron sus lanzas
y bañaron los cielos con sus lágrimas
¿sonrió al ver su obra?
¿Quien hizo al cordero fue quien te hizo?

Tigre, tigre, que te enciendes en luz,
por los bosques de la noche
¿qué mano inmortal, qué ojo
osó idear tu terrible simetría?”

(William Blake, El Tigre)





YO SOY GATO, de Jackie Morris


¿Alguna vez os habéis preguntado  con que sueña un gato? Yo no. Pero claro, es que yo Soy Gato, y entre otras cosas, se desde muy pequeñito cuales son los sueños preferidos de mis congéneres, pues no había día en el que disfrutáramos en el parque al sol y nos contáramos nuestras aventuras soñadas ¡Qué buenos ratos con los amigos de la niñez! Yo, particularmente, soñaba e imaginaba que era una pantera negra lo de ser blanquinegro no es ningún inconveniente, intrépida, valiente y perspicaz, como Bagheera en el Libro de la Selva ¡Grrrrrrrrrrrr! ¡Soy temido y asusto a todo bicho viviente! ¡Grrrrrrrrr! pero en el fondo soy una pantera amiga de sus amigos y tan dulce como una tarta de queso ¡Que ricaaaaaa!...pero volviendo al tema del que os hablaba, los sueños de un gato ¿Pensáis que solo los gatitos pequeños sueñan con ser el Rey de la Selva o el temible Shere Khan? – mala fama inmerecida, pues los tigres no son más que gatitos grandes, eso sí, muy valientes, pues hasta les gusta el agua ¡Que escalofríos me da pensarlo! Pues no. Da igual la edad que tenga el gato, el color de su pelo, el lugar dónde viva, lo que sueñe despierto, pues cuando un gato se duerme, sea cual sea su tamaño, conecta con su Gran Felino Interior y abandona los tejados y descampados para adentrarse en las selvas africanas y convertirse en un fiero león, un gran cazador de la Sabana; O un tigre siberiano, cazador nocturno y solitario guerrero. Un puma, rey indiscutible del continente americano ¿Y quién no ha soñado con ser un veloz guepardo?...
Si además eres un gato ginger gato naranja la dificultad para imaginarse convertido en uno de los grandes felinos del mundo es mucho menor  ¡Cómo les envidio, tan parecidos a un leopardo o a un jaguar! por suerte he conocido a Elmo, un soñador gato naranja que al igual que yo, lejos de la comodidad de su hogar y el calor de una mantita en invierno, se siente todo un Depredador, pero eso sí, con un gran corazón; me ha contado sus maravillosas aventuras por todo el mundo, y lo mejor de todo, que Jackie Morris, ha plasmado sus andanzas y fantasías con bellas ilustraciones cargadas de color y realismo ¿Cómo no va a sentirse dichoso un Gato si tiene un libro solo para él? bueno, no es tan raro, somos adorables, suaves, cariñosos, misteriosos…aunque a veces saquemos nuestro lado más salvaje e instintivo y nos convirtamos en la fiera que todo gatito lleva dentro.

Sea como sea, no es tan fiero el Gato como lo pintan…

Yo soy Gato, de Jackie Morris, más que un cuento. Es un sueño felino hecho realidad. Seas Gato o seas humano, te encantará, palabra de Gato Trotero, pues además de soñar, a los gatos también, y que nadie se sorprenda ya cuando de felinos se trata, nos gusta Leer,  y más si cabe, sobre otros Gatos.











YO SOY GATO

Jackie Morris

Editorial Lata de Sal

ISBN: 978-84-942451-4-5






Puedes adquirirlo, aquí






Una reseña de Yolanda “Gata Trotera” Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

miércoles, 28 de enero de 2015

EL MISTERIO DE MI ABUELO de Ana Belén Rodríguez Ros









Si alguna vez fui una niña triste, duró poco, tanto que no recuerdo haberlo sido ni un segundo de mi infancia. Y parte del mérito de mi felicidad la tuvo mi abuelo Juan. Siempre fui una niña rara, muy rarita, una niña que si no le gustaba lo que veía a su alrededor, se inventaba un mundo a su medida; pero para vivir en mi Mundo Raro, necesitaba quienes me acompañasen pues por mucha imaginación que tuviera, hasta los amigos imaginarios se inspiran en personas o animales reales.  Si yo decía que un duende se había colado en mi cuarto y se había llevado uno de mis calcetines, dejándolos desparejados, mi abuelo me contestaba:

¡Ese dichoso duende también se ha metido en la cocina y se ha comido las galletas de chocolate! dichoso duende ladróny yo asentía pues en el fondo la responsable de la falta de galletas a la hora de la merienda, ambos sabíamos que era yo.

Si yo creía en dragones, mi abuelo me contaba una de sus aventuras con uno de esos monstruos de fuego, que en el fondo no eran tan malos como parecían. Si los gamusinos cantaban por la noche y no me dejaban dormir, mi abuelo los espantaba para que yo conciliara el sueño ¡Ah del día en que un monstruo terrible me persiguió por el camino, bajando de las Eras y me manché el vestido de barro por su culpa! daba igual lo que mi madre y mi abuela dijeran, mi abuelo, mi Gata Nikima y yo, sabíamos la verdad ¡Era el monstruo del camino! Yo estaba convencida que era una Carajaina, pero mi abuelo pensaba que más bien sería una Zudamocha:

¿Le has visto los colmillos?¿Eran como los de un jabalí? me preguntaba.
¡No abuelo, eran más grandes, como los de un mamut! y casi me atrapa agarrándome por las coletas.
¡Entonces es un Beltealto! me decía¡Que afortunada has sido! pocos son los que lo han visto y han vivido para contarlo. Debes tener un poder especial, tan grande, que te protege de todos los monstruos del mundo. Debe ser la medalla que le cogimos a la abuela del joyero, seguro que es un talismán protector…

Así era mi abuelo. Así era yo cuando estaba junto a él. Todopoderosa.

Hasta que un día, muchos años después, mi abuelo dejó de recordar aventuras, olvidó el nombre de los monstruos, de los lugares que habíamos recorrido, de mi nombre y del suyo. Y fui yo entonces quien le contaba a él las aventuras de la Carajaina, la Zudamocha, el Beltealto, los duendes ladronzuelos, las fuentes de agua que le parecían amigos de la infancia y de días de sol en  los que pensaba que ya eran noches oscuras.
Su memoria la guardé en mi medalla, aquella que un día le quitamos a mi abuela sin decir nada y que ahora era lo único que guardaba su pasado  y el recuerdo de aquella abuela que ya nos dejó.

 La memoria no se perdió, solo cambió de lugar.








EL MISTERIO DE MI ABUELO


Ana Belén Rodríguez Ros nos trae un precioso cuento que es más que una bonita historia entre una niña y su abuelo. Es una cajita en la que se guardan todas aquellas cosas que una vez  fueron parte de la vida de un hombre y su nieta, y que con el paso del tiempo, por el temor de que un golpe de viento se llevara todos aquellos recuerdos volando, se guardaron en esta preciosa cajita con forma de cuento.
Mónica siente devoción por su abuelo. Él lo es todo para ella, es su compañero de juegos, su compinche de travesuras, su refugio y su seguridad; con él todo son emociones, cosas por descubrir, por compartir, por aprender, es más que su abuelo, es su mejor amigo. Pero un día sucede algo terrible, un misterio sin parangón se cierne sobre ambos ¡Su abuelo ha perdido la memoria y no recuerda ya sus aventuras ni sus travesuras juntos! ¿Quién se ha llevado sus recuerdos? ¿Dónde han ido a parar estos? Mónica no se da por vencida y busca por doquier los recuerdos perdidos, no hay rincón de casa en que no haya mirado, cajón que no haya rebuscado, habitación que no haya puesto patas arriba…pero estos no aparecen por ningún sitio y Mónica comienza a sentirse muy desdichada. Hasta que un día ocurre algo excepcional, algo fuera de lo normal ¡Un curioso personaje aparece para explicarle dónde están esos recuerdos y porqué se los ha llevado!
Desde ese momento la tristeza de Mónica desaparece ¡Su abuelo es más asombroso de lo que pensaba! ¡Era un héroe, más que un héroe, un superhéroe! gracias a él y a muchos como él…los sueños no morirían nunca. Solo, cambiaban de lugar…

Ana Belén Rodríguez no podía habernos hecho mejor regalo que este cuento. Pues cuando la memoria de los mayores se pierde, alguien debe encontrarla y preservarla. Por ellos, por todos.
Una delicia de cuento, tan emotivo como divertido, pues hasta en la desdicha, hay lugar para la alegría.
Las ilustraciones que acompañan a la historia son también obra de la escritora, haciendo del cuento si cabe, “una cajita” más especial todavía; y algo que me ha gustado muchísimo y me ha hecho sentir niña de nuevo: las palabras destacadas con colores alegres y divertidos. Una maravilla de cuento, de principio a ¿Fin?...

Bueno, las personas, al igual que la memoria, no desaparecen del todo.







EL MISTERIO DE MI ABUELO
Ana Belén Rodríguez Ros



Edición solidaria, recaudación para AFAS de Salou,
Jardín botánico de Salou y Aréa de Respiro enfermos de Alzheimer




Una reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 22 de enero de 2015

GATROTERANDO POR LA CIUDAD de Yolanda T. Villar







Si algo le gusta a un Trotero es justamente eso, Trotar. Y hoy lo he hecho a base de bien, trotes por doquier y charlas a tutiplén.  Lo mejor de patear la ciudad, es que sin saber dónde ni en qué  momento, aparecerá una persona que se cruzará en tu camino y cambiará tu día; vale que no siempre esto es positivo, pues son tantas las gentes con las que encontrarse, como reacciones tendrán cuando sus pasos y los tuyos, converjan.
Pero hoy he tenido mucha suerte, por no decir que el Destino o los Hados han sido favorables, que es en realidad lo que más me convence de todo esto, y si no se trata de convencimiento, llamémosle creencia, pero es lo que me gusta pensar. No sé si es innato o genético, o algo aprendido, pero siempre me gusta acompañar un cruce de caminos o de miradas, con una sonrisa; no puedo evitarlo, si alguien se aproxima a mí y su mirada se encuentra con la mía, Yo, sonrío.  Y hoy no iba a ser menos. El día era algo frío pero soleado, festivo en mi ciudad, la calle llena de gente, de música, de barullo, de niños riendo, de perros ladrándose los unos a los otros, voces de diferentes tonos y volúmenes se mezclaban unas con otras…y a mí, la sensación de Vida, me atrapa por completo, por encima del ruido, de las molestias y otras incomodidades. Para mí la gente es vida, la Vida es la gente.









Y así me muevo por mi ciudad, con una sonrisa, un paso no demasiado rápido para poder disfrutar de lo que me rodea y no tan lento como para entorpecer el paso de los demás. Un paseo por la ciudad. Pronto he encontrado a una de esas personas que el Destino tenía preparada para mí en este día, y antes de que yo sonriera, Él ya lo había  hecho por mí. Un hombre de preciosa sonrisa y modales exquisitos se ha acercado  a nosotras pues hoy no trotaba en soledad tan solo nos ha pedido un poco de nuestro tiempo, y bien podría haberme excusado y seguir mi camino y no perder tiempo con todo lo que hoy queríamos hacer; pero algo ha hecho que correspondiera a esa amabilidad y voz suave, y me he parado a escuchar lo que el joven quería contarme. No sé cómo, pero ha bastado una palabra, CUENCA, para que en cuestión de minutos nos hayamos puesto a charlar como si fuéramos amigos desde hace tiempo, y es que ha sido sorprendente lo que dos personas aparentemente tan distintas, tenían en común. Sorprendente y gratificante.

No solo he conocido el magnífico trabajo de Aldeas Infantiles en nuestro país, en concreto esa pequeña provincia española que parece que tan solo existe cuando alguien quiere poner alguien mirando hacia ella, o cuando se quiere tomar de ejemplo de comarca Rural con rurales habitantes…yo hace mucho que se que eso no es así, pero saber la labor que Aldeas Infantiles realiza en Cuenca, primera ciudad dónde pusieron un “cuartel General” me enorgullece. Y sin darnos cuenta, ya estábamos haciendo planes y hablando de nosotros.
Y así he conocido a Augusto Juan, Gus, hombre solidario donde los haya y un escritor en ciernes que al igual que muchos de nosotros, intentando abrirse paso en este difícil mundo literario.  Y los hados han hecho el resto. Planes, un proyecto en común y muchas ganas de sacarlo ya adelante.


Y en plena calle. Así es la gente. Así es la buena gente.





(Augusto Juan, Aldeas Infantiles)





Nos despedimos y quedamos para charlar con calma al día siguiente. El  Destino ha hecho que nos volviéramos a encontrar un poco después y recordáramos que teníamos una cita y un proyecto. Y no había terminado de despedirme de mi nuevo amigo, cuando un chico rubio, de ojos claros que escribía palabras en un cartón,  en un idioma desconocido, y que jugaba con un cachorro de perro de raza tan desconocida como su idioma, me mira y me sonríe. De nuevo, se me han adelantado. No puedo evitar fijarme en sus ojos claros, en su juventud y en esas palabras que escribía en aquel cartón viejo. Y por supuesto, en ese precioso cachorro que parecía estar loco de remate, puro nervio, pura vida. Y me he parado a preguntarle que escribía.

Se que se llama Peve , que es de Budapest y que escribe “Poemisas”, y me gusta tanto la palabra, mitad poemas mitad poesías, que sonrío y me parece absurdo corregirle. Me gustan las poemisas. Y tímido me sonríe mientras baja la mirada al preguntarle si puedo hacerles una foto a él y a su perrita, Halalah, nombre que tiene que deletrearme porque soy incapaz de escribir correctamente. Mi nombre le hace gracia, me dice que suena a país sin ser el país. Me gusta este Peve.

Claro, tus ojos pueden hacerme foto claro me dice.





(Peve "Pepe" y Halalah)



Y le digo adiós mientras me mira y sonríe y hace que su perra nos diga adiós con la patita. Me encanta la gente. Me encanta esta gente. Si.



Y topo contra una chica vestida de blanco, inmóvil, cual estatua de mármol. Solo que al acercarnos descubro que sus ojos claros y el brillo que sale de ellos, es muy humano, nada marmóreo, y sonrío. Me gustaría saber si puedo fotografiarla, pero se que ella no puede hablar, no debe hacerlo. La miro suplicante y ella desvía la mirada hacia un cartón con monedas ¡Claro, que tonta! echo una moneda y la estatua se mueve y me dice con la cabeza y un delicioso silbido que está lista para mi foto.  Le doy las gracias, le digo adiós y le sonrío y sin necesidad de moneda, me sonríe y me sigue con la mirada. 




(Chica estuatua de la Calle Colón)


El paseo continua, mi  hermana y yo seguimos trotando y encontrándonos con gente que responde a nuestra sonrisa y se para a hablarnos de mil cosas. Un refugio de animales, una dirección, un restaurante que parece haberse esfumado de la calle Colón…y nos topamos con un nuevo personajillo la mar de curioso. Max es su nombre. Pelirrojo su pelo. Y no sé si es por afinidad o porque me confunde con uno de su clan, el caso es que Max, hace todo lo posible por llamar mi atención y conseguir que me pare junto a él; no es difícil porque por el dichos Max, americano de nacimiento y de origen escocés me ha enamorado desde que sus ojos y los míos se han cruzado. Me besa, yo le acaricio y Max quiere venirse conmigo. Vale, yo quiero que se venga, no hay problema. Pero otra pelirroja que ve peligrar el amor de Max, sale rauda y veloz de una  cafetería y sin dejar de sonreírme acaricia a su amorcito, dejando claro que el pelirrojo, tiene dueña.



(Max, el pelirrojo de Oklahoma)


Vaya, no me extraña, es todo un conquistador y bien guapo. Sé cuando me han ganado la batalla, así que me despido de ambos y de un altísimo pelirrojo de gran bigote que ríe al ver que su amigo ha conseguido que dos mujeres, y pelirrojas ambas, peleen por él.

Yo me casaré contigo si quieres me dice mientras se ríe.

Casarme ya son palabras  mayores, así que me voy sonriendo pero soltera de nuevo. Me gusta dejarme llevar, pero nunca arrastrar. Ea.

El paseo ha sido fabuloso, la comida estupenda, la compañía inmejorable y los regalos que los favorables hados me han ido haciendo a lo largo del día, maravillosos. Llega la hora de ir a casa. Pero entonces, una música que lo inunda toda y que te atrapa sin remisión, se entromete en nuestro camino y hace que una vez más a lo largo del día, nos paremos y disfrutemos de la compañía ajena. Un grupo de músicos de Jazz, tan callejeros como Gatroteros, y tan geniales como el mejor de los artistas, toca una pieza musical que me obliga a bailar y seguir el ritmo con palmadas. Esta vez la sonrisa se transforma en risas. Risas de los músicos al vernos disfrutar tanto, risas nuestras de tanto disfrutar sin vernos las pintas que tenemos al bailar al son de la música, risas de la gente que pasa por allí y que no duda en pararse y acompañarnos con las palmas. Una niña decida bailar también.
No podíamos acabar de mejor manera el día. Música, baile y risas. Esto es Vida.





(Jazzmen, Plaza del Ayuntamiento)





Ya es de noche, hace frío de veras. Volvemos a casa con una sensación maravillosa en el cuerpo. Es la gente. Ha sido la buena gente. Ha sido la Vida.



Hoy he encontrado en el mundo por fin
Gente maravillosa,
Se que juntos podréis despertar
Mi sonrisa dormida,
Fantasía será para todos
Mi nombre de guerra,
Búscame donde sabes
Que estoy cada noche escondida…







Una “Trotehistoria” de Yolanda T. Villar


©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

miércoles, 21 de enero de 2015

ENDA, de Toti Martínez de Lezea

 Portada del libro


J.R.R. Tolkien imaginó el universo de El señor de los Anillos llevado por la atracción que sentía hacia las grandes composiciones épicas escritas por las más grandes civilizaciones antiguas europeas. Un buen ejemplo podría ser La Odisea griega.
Caballero inglés, oficial de comunicaciones en suelo francés durante la Primera Guerra Mundial, en su mente habitó hasta el fin de sus días la idea de concebir una obra que contase los grandes sucesos de los hombres sajones cuando aún compartían el mundo con los dioses y criaturas mágicas recogidas en la mitología anglosajona. Hasta entonces, y salvando la excepción del poema Beowulf, apenas quedaba testimonio escrito de los primeros habitantes que colonizaron las Islas Británicas. Sus testimonios se transmitían de manera oral, y muchos de ellos, la mayor parte, se perdieron con la expansión del cristianismo, que borró sin miramienos todo signo de cultura y tradición que pudiese hacerle sombra.
La obra de Tolkien no representa de manera fiel a los primigenios pueblos britanos; puede que tampoco fuese esa la pretensión del famoso autor, pero sirve como un magnífico modo de mostrarle a un pueblo los beneficios de la unión entre distintos para combatir el mal común e impedir que la oscuridad y el caos se adueñe de las tierras de tus antepasados. Aquí radica el secreto de la universalidad del legado literario de Tolkien: componer un universo tan mágicamente alejado de nosotros como extraordinariamente cercano en los problemas a afrontar. Y si no es tal, sentir admiración y encontrar ejemplo en las acciones de unos pueblos heroicos del que todos, britanos o no, nos gustaría fomar parte de su linaje.


ENDA, en euskera, significa Linaje. Enda es el territorio indeterminado cuyo nombre, la Tierra de Enda, nos lleva a lo más arraigado, al origen, a la raiz de un pueblo. Enda es también el nombre de la nueva novela de Toti Martínez de Lezea, una de las plumas vascas más leídas en la actualidad, que nos ofrece a través de una doble edición muy cuidada (español y euskera), como acustumbra el sello Erein.
Cuando apenas llevaba varios capítulos leídos, me di cuenta de la importancia de la empresa en la que Toti se había adentrado por sí misma con su último trabajo. Quién tenga o haya tenido ocasión de  charlar con la escritora vasca (a quien ya reseñamos obras anteriores como Itahisa o Mareas), sabe que es una mujer nada pretenciosa. De sus múltiples entrevistas, se desprenden varias confesiones: que huye del éxito por el éxito; que al éxito se llega trabajando; y que ama la Historia y la Mitología, especialmente la de su tierra. Estas tres cuestiones me llevan a pensar, como decía, que Toti, llevada por ese amor hacia lo mitológico y lo concerniente a la Historia del pueblo vasco, se armó de valor, de tiempo y de ilusión, y se sentó, hace al menos un centenar de semanas (pues este tipo de obras no se escriben en tres meses), a trabajar en una novela que rellenase ese hueco literario y social, esa narración épica de la que estaba huérfana la cultura vasca. Y es que esta cultura, cuyas raices hay que buscarlas en lo más profundo de sus montes, y que es anterior incluso a las invasiones que llegaron del continente europeo, se traspasaba de padres a hijos en forma de cuentos y leyendas narradas al calor de un fuego, sin que apenas quedase rastro escrito para perpetuarla lo más íntegramente posible.
Abrir las páginas de Enda es abrir las puertas a una tierra verde de vida, verde de pastos y verde de bosques, a una tierra en cuyos montes viven los dioses de los antiguos, y en cuyas simas, que se adentran en el interior de la oscuridad, en la ques acechan criaturas malignas, temibles, seres de otro mundo. Es una tierra de hombres laboriosos y trabajadores, dedicados a labrar los campos y a la crianza de los animales para obtener los recursos suficientes para vivir. Son unos hombres de trato duro, de fuertes convicciones, cabezotas pero leales, organizados en varios clanes, unidos por su lengua y sus creencias, y desunidos en lo demás.
Tras muchos inviernos cuya mayor preocupación era el ataque de los lobos que bajan a alimentarse desde las montañas, tantos que algunos ancianos ni lo recuerdan ya, un ejército invasor procedente del norte ataca Tierra de Enda. Los frei, que así se llaman, destruyen los poblados, asesinan a hombres, ancianos, niños, y a sus mujeres después de violarlas... Roban las cosechas, se adueñan de sus posesiones y ponen rumbo a la siguiente aldea. Si nadie pone freno a su violencia, nada quedará en pie que recuerde a los hombres que moraron en Enda.
Con este inicio, Toti nos conduce, de la mano de distintos personajes (la joven Enda, que emprenderá un viaje para encontrarse a sí misma; el sombrío Baladaste, lanzado a la conquista de la Tierra de Enda;el valiente Ihabar, determinado a hacerle frente al invasor hasta el final; el Dragón Bermejo, la gran bestia alada que aguarda en la oscuridad; el gran Ozen, deseoso de hacerle frente a su destino, que baila con la muerte...) y en diferentes tramas, a través de una turbulenta narración que muestra la debilidad de los hombres, su atracción fatal hacia el poder, pero también los valores de la amistad, de la lealtad, el amor... Y todo ello bajo la supervisión de Amari, la gran diosa de la luz, y de Inguma el Tenebroso, señor de la oscuridad, que se servirán de los mortales para establecer una nueva batalla que dirima cual de los dos es más poderoso. Y entre ellos, como un vínculo silencioso entre lo divino y lo humano, aparecerán seres mágicos como los gentiles, las lamias, el guardián del bosque, el dragón bermejo... Seres en los que ya nadie creía.
Quizá, tratando una historia tan compleja repleta de diferentes tramas, se podría haber ahondado con más detenimiento en contar el pasado de los protagonistas, pues hay capítulos en cargados de mucha información condensados en pocas páginas. Esto, a buen seguro, hubiese provocado una novela que seguramente hubiese duplicado su volumen, pero teniendo en cuenta que ronda las quinientas... ¡A Toti no le hubiese quedado otra que apuntarse a la moda de las trilogías!
Sea como fuere, Enda es una novela que gustará a jóvenes y adultos porque agrupa varios elementos esenciales: encierra en sus páginas el clamor por la libertad y destaca con ahínco la importancia de la unión como método para superar cualquier obstáculo; contiene una equilibrada dosis de acción, drama, aventuras y humor; y se desarrolla en una tierra con una personalidad y una cultura tan potente y singular que atrapa desde la primera página.
A mí, personalmente, después de su lectura, sólo me queda devanarme los sesos buscando los enclaves reales en los que se ambienta la novela para visitarlos. ¿Que por qué? Porque seguro que Toti les ha cambiado el nombre, pero existen realmente. Ya lo dice un antiguo proverbio vasco: "Todo lo que tiene nombre, es".







ENDA
de Toti Martínez de Lezea


ISBN 9788497469388

Puedes adquirirlo, aquí


Una reseña de Santiago Navascués 
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

martes, 20 de enero de 2015

El ABECEDARIO DE KATE & CAT, de Andy Prokh



Siempre me he considerado un gato curioso. Curioso por ser poseedor de una curiosidad nata, algo detectivesca y bastante espía. Pero también me considero “curioso” por ser así mismo poseedor de cierta rareza que me distingue de otros de mi especie; no es normal ver a un gato por ahí trotando, leyendo, escribiendo y metiéndose en la vida y milagros, y algunos desastres, de la vida humana, para luego contarlo a mi manera a todo aquel que esté dispuesto a escuchar con orejas humanas, palabras de gato.

Sí, soy “un cuenta cuentos” de largos bigotes y patitas cortas.

Mi curiosidad, entendida como el arte de ser un metomentodo, me tiene desde hace un buen rato observando a un curioso ejemplar gatuno, y aquí curioso lo digo por raro. Lo raro es estupendo, al menos para mí, sería horrible si todos fuéramos iguales y nos dijeran eso de “De noche todos los gatos son pardos”; que aburrido. Pero es que cuando uno se considera raro y se siente orgulloso de ello, le cuesta reconocer en otros esa misma virtud.
Y es lo que me está pasando a mí en estos momentos.

Tengo frente a mí una extrañísima Lata de Sal que acaba de llegar por correo. A lo mejor no es tan extraña como yo pienso, y todas las latas de sal son así y lo que ocurre es que como antes nunca había visto ninguna, no he sabido definirla como debería, conformándome con llamarla extraña; la Lata viene disfrazada de libro, o puede ser que el libro oculte una lata, la cuestión es que mi Lata de Sal, tiene forma, tacto y olor a libro ¡Y encima es tan curioso como mi Lata y yo! las palabras también se han disfrazado…de fotografías. En la portada de mi libro, o la puerta de mi lata, aún no sé muy bien por cuál de las dos opciones decidirme, en lugar de un Can Cerbero, viene un Cat “Congafas”, que para empezar está muy bien porque me dice que no me voy a adentrar en ningún siniestro inframundo, aunque para un gato tan apuesto y aguerrido como yo, bien podría ser confundido con Heracles…¡Pero ya no puedo resistirme más, mi curiosidad no me matará pero si me tiene con los bigotes afilados y deseando saber que hay dentro de esta Lata! Y algo me dice, que no es un libro de los que se leen como cualquier otro, mi extraña lata y el curioso gato con gafas creo que tienen algo distinto reservado para mí.

No puedo dejar de mirar al gato que parece John Lennon, sus oscuras gafas parecen reflejar algo en ellas. Yo diría que el gato acaba de mover sus orejas. Y sus bigotes ¿Está sonriéndome? Me acerco todo lo que puedo a él, ya he dicho que a curioso pocos me ganan, sea cual sea la acepción que elijamos, mi naricilla está cerca de la suya –sigue oliendo a libro, no a gato− sus ojos me miran tras sus gafas oscuras, me acerco, me acerco, me sigo acercando ¡Miauuuuuuuuu! ¡Estoy al otro lado de las gafas de Lennon!

Estoy dentro de la Lata-libro. Aquí no me siento tan raro como yo pensaba que me sentiría. Aquí todo es como yo, “blanquinegro”. He encontrado un mundo hecho a mi imagen y semejanza ¡Gatos y personas en blanco y negro! bueno, personitas, pues junto al gato de gafas hay una niña pequeña. Parece que se lo están pasando de bigotes. Claro, es una persona pequeña, con ellos todo es más divertido y lo raro, se convierte en normal.
¡Este mundo es genial! ¿Podré quedarme un ratito si me estoy quietecito mientras observo a los habitantes blanquinegros de la Lata?...

“ Dos amigos juegan al “Arriba y Abajo”, Lilu Blue es un gato guapetón suavecito y mullidito, y Kate es una niñita rubia que mira con ojos de asombro a su pequeño amigo bigotudo. Hace algún tiempo la niña era tan pequeña como el gato, su tamaño era prácticamente igual; juntos desde bebés, jugaban mientras crecían sin darse cuenta.
Juntos repasan el abecedario, se acarician y hasta duermen al mismo tiempo ¡Hey, no soy el único mirón, otro gato pequeñajo mira a la niña y el Gato desde hace un buen rato! Ahora, uno toca la guitarra y el otro canta como una chicharra ¡madre mía que tabarra! pero a ellos no les importan las notas musicales, tan solo quieren divertirse juntos, como hacen los buenos hermanos. Da igual si es un momento de lectura o de juego con pompitas, el momento de dormir o el de estudiar, si el gato es un hadita y la niña una gatita, lo que más les gusta a estos dos es compartir y explorar, eso sí, siempre juntos y sin dejar de soñar.”
Me gusta este Libro-Lata y su mundo en blanco y negro, donde la ausencia de color se suple con la abundancia de amor, entre una niña y su gato con gafas de Lennon, la niña que parece un Hada y el Gato que es todo un primor".

−¡Adiós Trotero! –me dice al marcharme Lilu Blue−¿Ves como el mundo depende del cristal con que se mire? en blanco y negro, todo tiene mejor color…

−¡Un besito Troterito! –me dice Kate− ¿Volverás algún día con tu mejor amiga y jugaremos los cuatro, a disfrazarnos para hacer teatro?

−¡Sonríe, Gato blanquinegro, que salgas guapo en la foto! –dice Andy, el papá de Kate− ¿Quién sabe si algún día, te veremos trotar dentro de una Lata?
Me gusta la idea de volver un día al sitio donde todos los gatos, de día o de noche, ya no son pardos…



El ABECEDARIO DE KATE & CAT
Andy Prokh 

Lata de Sal Editorial
Colección Gatos 
 ISBN: 978-84-941784-7-4 

Un Cuento-Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

jueves, 15 de enero de 2015

BALADY, mucho más que una danza




Soy Lilith que retorna del calabozo del olvido blanco, leona del señor y diosa de dos noches. Yo reúno aquello que no puede ser reunido en mi copa y lo bebo, ya que soy la sacerdotisa del templo. Agoto toda embriaguez para que no se piense que me puedo saciar. Me hago el amor y me reproduzco para crear un pueblo de mi linaje, ya que mato a mis amantes para dar paso a los que aún no he conocido.
(Joumana Haddad, El Retorno de Lilith)


Camino por las calles de mi ciudad, choco con decenas de personas que tienen tanta prisa como yo, y total, para no llegar a ninguna parte;  les soy indiferente, no reparan en mí  pero es que a mí  me pasa lo mismo con ellas, solo veo caras, sin apreciar sus rostros. Marea humana que sube y baja sin tener en cuenta la luna, solo se mueve por inercia, por temor a convertirse en el centro de atención, en el punto de mira si se quedan quietos.
Y me gustaría tanto poder moverme bajo el influjo de la luna. Sentirme etérea, sentir  mi cuerpo levitar, no tocar el suelo, rozar las estrellas con las puntas de mis dedos; salir de esta marea y convertirme en ola, en espuma, en sal y arena que cubre la piel de un cuerpo desnudo a la orilla del mar. Ser mar incluso. Ser gaviota. Ser delfín. Ser Universo.  Sentirme mujer sin tener que sentir vergüenza ni pudor por serlo. Ser Mujer, ser Yo. Y ser Libre. ¡LIBRE!
Me paro en mitad de una concurrida calle, cierro los ojos, hasta cierro mis oídos. Dejo caer mis brazos a lo largo de mi cuerpo.  Oigo latir a mi corazón, su compás comienza a marcar un ritmo cadencioso pero firme en mis caderas, estas se mueven de derecha a izquierda y viceversa, ahora marcan un círculo en el sentido de las agujas del reloj, aunque no me importa el tiempo ni sé de tiempos más allá de este preciso momento.  Ahora giran armoniosas hacia el sentido contrario de ese imaginario e innecesario reloj. Mi cuerpo flota, mi vientre escapa de la prisión de la tradición, no está preso de la concepción, no es un mero recipiente, no es tabú ni morada de Satán. Es cobijo de mariposas, nido de alondras, es calor, es fuego, es Vida. Es Amor.


Híncame tus uñas rojas en el cuello,
no seas conmigo oveja ni cordero.
Resísteme con toda tu astucia
cuando acudo a ti cual volcán encendido.
Los labios más hermosos son los que se rebelan,
los más feos los que siempre asienten.
 (Nizzar Kabbani)

Ahora mis brazos son alas de palomas, mi vientre es  como un gato desperezándose al sol y mis caderas son dos sirenas surcando el mar. Nado. Corro. Salto. Emprendo el vuelo.
Abro los ojos y veo a la gente mirarme. Unos están sorprendidos, otros se burlan, algunos incluso me llaman loca, y unos pocos, sonríen y me aplauden; hay incluso dos jóvenes, que han empezado a mover lentamente sus caderas.  Al final cada cual sigue su camino, pero todos vuelven la vista atrás, dónde ya somos tres, bailando Libertad. Tan solo un gato blanquinegro, desde su tejado, sonríe al vernos en verdad, volar por la ciudad.

BALADY:
Cuando entramos mi compañero y yo la otra mañana en la sala dónde tendría lugar la charla y el visionado del documental Balady,  no teníamos ni idea de lo que en realidad nos esperaba; habíamos oído hablar de este documental, que iba sobre como la mujer árabe se rebelaba de sus propias ataduras a través de la danza del vientre, de lo difícil que era para la mujer musulmana poder expresarse con su cuerpo, de la intransigencia, de la tradición, de la cultura, la religión…¡Claro! dije yo, una cultura tan cerrada como la suya, tanto machismo alrededor, misoginia incluso, vamos, lo típico, nada de libertad y muchas cadenas. Pobres mujeres, pensé.
El documental fue rodado en Egipto, Túnez, Francia y España. Dirigido por Emile Vidal y Donia Maher, nos presenta a base de testimonios de hombres y mujeres, como ven unos y otros a la mujer en la sociedad actual y el peso que la cultura y la tradición ejercen sobre ambos, y como les afecta sobre todo a ellas. Diríamos que tomando la danza del vientre como punto de partida, o como nexo de unión entre mujeres de diferentes países y culturas, los testimonios nos van acercando a la forma de pensar y actuar de hombres y mujeres,  creando una red invisible pero con la fuerza de cadenas de acero alrededor de la mujer, dejando a la libertad y a la tradición en puntos opuestos de dicha red, que cual tela de araña atrapa a sus víctimas como mariposas  que luchan por zafarse de ese pegajoso abrazo ¿Pero qué pasaría si no fuera una mariposa sola la que intenta romper esa tela, y si fueran muchas al mismo tiempo las que lo intentaran, podría la tela resistir la fuerza común de un montón de mariposas empujando al mismo tiempo? ¿Y si no lo hicieran solas, y si una mano les ayudase a quebrar ese pegajoso hilo? De eso se trata, de no luchar en soledad. De no dejarse vencer por ella, por la soledad, por el miedo, por las ideas inculcadas a base de años de repetirlas hasta convertirlas en Palabra de Dios.
No me encontré en el documental pobres mujeres, no. Descubrí mujeres fuertes, mujeres valientes, mujeres que de tanto luchar contra todo y contra todos se han convertido a pesar del miedo que nunca las abandona, en auténticas Diosas pues ser mortales sin más se ha quedado impreciso para ellas; mujeres egipcias, tunecinas, españolas y francesas, todas tienen algo en común a pesar de sus diferencias, todas y cada una de ellas,  quieren sentirse libres, poderosas no para someter a los hombres, no, si no para hundirse ante ellas mismas, pues si la tradición, la religión y los  hombres que las rodean no ejercieran suficiente peso sobre sus alas, otro lastre, el mayor de todos, les impide volar. El miedo de querer ser y sentir lo que son, Mujeres.
Y entonces bailan. Bailan para vencer ese miedo a ellas mismas, a sus cuerpos, a sus mentes, a sus almas. Miedo con el que no han nacido ni deberían haberlo hecho, miedo que se las ha inculcado incluso, sin palabra alguna.  No pretenden embaucar, ni seducir, ni dominar, solo quieren sentir sus cuerpos para sentirse libres, nada más. No es un pecado, es un derecho.
Es un grito silencioso que se dibuja a golpe de caderas, de brazos y manos al viento, de vientres que se asoman al mundo lejos de su cárcel. La mujer no es un demonio, su cuerpo no es  una maldición, bailar no es un pecado como no lo es sonreír, como no lo es respirar,  como no lo es sentir latir el corazón. Balady es todo eso y mucho más, Balady no es solo una forma de vivir, es VIVIR.
Nos miramos mi compañero y yo, un hombre y una mujer. Tan lejos de todas ellas y tan cerca sin embargo en estos momentos. No somos tan distintos unos de otros, unas de otras, tan solo somos  diferentes cuando nos lo hacen sentir. Y Sentir es una palabra muy bella y muy musical, es pura armonía, toda sentimiento.
 Balady es sentirse Mujer, es sentir a la Mujer.

…Retumban los frutos al caer,
y la flor de hibisco, abatida,
detiene mi pensamiento
de palma trepadora
entre espinos de Sherezade
y piel morada de Sultán…
(La muchacha del mar rojo, Miriam Jurado)










Proyecto Balady
Documental coproducido por Interarts Y Hassala Films
dirigido por Emile Vidal y Donia Maher






Un artículo de Yolanda T. Villar

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miércoles, 14 de enero de 2015

LLOVÍA CUANDO SALIMOS DEL AMANDA BAR...Antología





Siempre que pienso en un momento importante de mi vida, ya sea por ser uno de los mejores que he vivido, como uno de los peores, mi mente hace llegar hasta mi un rincón junto a una cristalera, según se pasa por la puerta a mano izquierda. Es un rincón tranquilo para hablar a pesar de que el lugar siempre está lleno de gente, un rincón con un sofá rinconera y un sillón de piel al estilo inglés y la mesa, cuadrada y robusta, ha aguantado durante años el peso de vasos, botellas y jarras sin emitir queja alguna; incluso, en alguna ocasión ha tenido que soportar  un cuerpo entero que tras varias copas de más, ya no distingue asiento de mesa.
Ese lugar es un bar. Pero no es un bar cualquiera, para mí y mis amigos es un segundo hogar. Nos sentamos en esos sillones por primera vez siendo adolescentes, allí derramamos lágrimas por ese chico que nos gustaba y no nos hacía caso, por lo que nos perdimos el sábado por tener que volver a casa antes que los demás;  reímos cuando se cayó Felisa, la de mates, justo cuando acababa de llamarnos cabareteras por llevar minifalda ¡Esa faja  suya dio mucho que hablar! Allí compartimos el final de carrera, vimos las fotos del viaje a Estambul, hasta me pidieron matrimonio ¡Y allí nos enteramos de que iba a ser mamá la primera de todas nosotras! allí lloré por una vida que se me escapaba de las manos, y hace tan solo unos días, reímos y celebramos que la vida sigue y da segundas  y terceras oportunidades.

 Bares, que lugares…

Tras sus cristales hemos visto pasar el tiempo, nos hemos visto pasar a nosotros mismos y a algunos, hasta se quedaron en el camino; hemos visto como el calor hacía caminar lento a los transeúntes y como el frío, les hacía acelerar el paso, incluso, hemos visto correr a la gente bajo la lluvia, y a unos pocos, regocijarse por ser mojados por ella. Momentos irrepetibles que siempre quedarán en nuestra memoria. Un gato blanquinegro me mira desde la calle, empieza a gotear, pronto lloverá con fuerza, pero parece que no tiene prisa en marcharse; me mira y parece que adivine lo que pienso, que comprende lo que siento.

Bares, tan gratos para conversar…y arrecia la lluvia…


Llovía cuando salimos del  Amanda Bar…


Hoy, navegando por internet, he ido a parar a un blog el cual me habían recomendado encarecidamente por su fama entre los internautas; era un blog de reseñas literarias y cinematográficas, artículos  cargados de maravillosas imágenes y párrafos enteros, por no decir, capítulos,  de los libros reseñados y que parecían gustar mucho a los lectores del blog ¡Vaya, si casi se puede leer la obra entera! he pensado, y si fuera el autor, no sé si me hubiera hecho mucho gracia. Lo que no se puede negar es el gancho que el blog ofrece a los seguidores ¡Libros gratis! y conforme está el panorama social-económico-literario, una nunca sabe a qué atenerse ni a qué sector beneficia más este acto. En fin, el caso es que un comentario ha llamado mi atención, rechazaban un libro por ser una Antología, aunque sin contar con el permiso de quien lo envió, sí lo sorteaban entre los lectores. ¿Por qué no se reseñan antologías? ¿Es como quien no quiere reseñar poesía, literatura infantil, ensayos? ¿Por qué no se obtienen tantos beneficios o porque no habrá tantos lectores potenciales?

No me lo he pensado dos veces. Yo tengo varias antologías fabulosas, sin ir más lejos he participado en varias de las que me siento muy orgullosa. Y sin demorarme más, he ido a mi estantería, he cogido una estupenda antología que me regaló una grandísima amiga y me he puesto manos a la obra ¿Porqué no han de saber los demás lo mucho que me ha gustado leerla y los magníficos autores que intervienen en ella? algunos los conocía, otros he tenido la gran suerte de conocerlos a través de este libro ¡Que el resto disfrute tanto como lo he hecho yo!
Cuando una Antología surge tras una convocatoria literaria, son muchos los llamados y pocos, por desgracia, los elegidos, razón de más para apreciar el gran esfuerzo que ha supuesto para organizadores y escritores realizar algo así, y para muestra un botón, o veinte. Doscientos relatos participantes, veinte los elegidos ¿No es este ya de por si un motivo suficiente para incitarnos a leerlos? cuando una convocatoria tiene tantos novios, formar parte de las damas de honor o de los padrinos, es todo un honor. Y no me cabe la menor duda de que así se deben sentir los escritores que conforman esta original antología, Llovía cuando salimos del Amanda Bar…


Santiago Abad Heras nos emociona y estremece con su historia Los Gemelos, como la vida te pone en tal encrucijada que el camino más corto es el más difícil. Maravilloso relato.

Bernardo Aguado Muel nos cuenta con mucho humor, todo lo malo que un  aguacero y una boda pueden sacar de las personas.  El Porche, un relato sorprendente.

Mateo Alonso Ferrera en Bendita, rememora un pasado que de tan reciente que parece, siente poder tocar con los dedos, pero ya no existe, ya solo queda la esperanza de que algún día, tal vez, un beso llegará a su destino.

Miguel  Bartolomé Núñez se deja atrapar por la frustración de una relación que de tan deseada, parece tan solo destinada  al desastre, y solo hay una salida, solo una. Y llueve al salir del Amanda bar…

José Carrasco Llácer incluso colorea la venganza. Son muchas las razones por las cuales dos personas se convierten en amantes, muchas y no siempre es la misma la que les une ¿Y qué importancia tiene eso, si se puede dar rienda suelta a la pasión? La pasión adúltera tiene unas reglas, los jugadores  se atienen a ellas, el juego es limpio... El color azúl de la venganza, juega con las cartas descubiertas.

Ana María Coelho da una vuelta de tuerca más a la infidelidad y sus consecuencias. Tanto que ocultar, tanto que temer, quien juega fuerte se arriesga a perderlo todo. Un muerto, la policía, un motivo, unos presuntos culpables y un hombre que sabía demasiado. Todo en el  Amanda bar.

Bárbara Fernández Esteban nos mantiene con el corazón en un puño durante todo el relato, trepidante, lleno de acción, rápido, veloz, casi sin respirar. Dos Telma y Louise motorizadas, un cazador cazado, y un karma por el que vale la pena pagar las deudas. El ruido de la lluvia sobre el tejado nos dispara el corazón como un revolver y trae a nuestra mente un corto cinematográfico, relato visual y cargado de acción.

Raúl Garcés Redondo. The End relata brevemente el final de un encuentro amoroso, el doloroso adiós, el inevitable fin, cual película en blanco y negro, bajo la lluvia los amantes se separan y aparece en blanco el The End. Lo bueno si breve…

Fernando García Maroto, Cuando ya poco o nada queda por decir, cuando lo que se es no es más que el resultado de agotar lo que fuimos, cuando ya no quedan ni cenizas que avivar. Un adiós inevitable y una pena mojada bajo la lluvia a la puerta del Amanda Bar. Aquello que fuimos, es lo único que queda de nosotros.

Consuelo Giménez Pardo y Llovía desamor, nos muestra un callejón oscuro, dos gatos callejeros, humo de cigarro y una lluvia que todo lo moja serena y sin clemencia. Nada es como parecía, nada parece como fue, olor a tabaco en la boca y una música lejana en lugar de latidos del corazón.  Un relato tan breve como intenso. Magnífico.

Bajo la lluvia de Jordi Julià Manresa nos hace sentir en nuestras propias carnes el frío y la humedad de un adiós definitivo, el dolor de quien sabe que ya no hay nada más tras aquella despedida, que tan solo quedará la sensación de dos cuerpos que fueron el uno del otro un día y que ahora, tan solo queda de ellos el hueco en el alma. Un relato que te hace sentir cada palabra, cada sensación.

Jose A. Lozano Tejedor.  Cuando la juventud está por encima de luchas y guerras que consideran antiguas y desfasadas, cuando el dolor de los mayores da paso a la alegría del joven, cuando las penurias pasadas no son más que letanías de viejos y cuando queda tanto por vivir sin tener que cargar con las vidas de otros. Soneto, ni poesía ni canción, solo lamentos pasados y risas presentes. La vida es así. La vida siempre será así.

Listos en la jungla de José María Morales Berbegal o la ley de la selva de asfalto. No hay más opción que ser víctima o verdugo, y quien dispara primero lleva las de ganar. Los libros te dan la vida y en ocasiones, te la quitan. Al igual que en el rol a elegir en la vida, el momento de entrar en una librería y el porqué, marcarán tu destino.

Blanca Oteiza de Corujo. Poco o nada queda cuando ni tu hogar es ya tu hogar, cuando falta lo más importante, cuando la vida ya no fluye por él, cuando estarías en cualquier otro lugar, cuando volver a casa ya no representa un refugio, si no una tumba fría y solitaria. Resaca de Recuerdos, tanto de uno como de lo otro y tan poco de alegría.

Ana Mª Pinar Vélix  nos sorprende con una deliciosa historia cargada de recuerdos de infancia, de libros de aventuras, de lecturas antes de dormir, de luces ciegas y de luces cegadoras, de amores que no mueren jamás porque su pureza y su fuerza traspasan tiempos y lugares. Y un olor a talco y a rosas recuerda que nadie se va del todo ni para siempre.  Iluminaciones, un relato realmente precioso.

Nueva Vida de Asier Rey Salas. Dicen que hay que renovarse o morir, y eso debió pensar el protagonista de esta historia, a pesar de que para empezar una nueva vida debe vender la anterior, pues nada es gratis y todo cuesta dinero, al fin y al cabo el fin debe justificar los medios…pero el peso de la conciencia y del deber, a pesar de intentar silenciarlos gritan y gritan como un rebaño de ovejas balando asustadas. Pero ya no hay marcha atrás. Conmovedor sin duda, triste relato por lo afín a tantas y tantas historias semejantes, pero el progreso manda.

Corazones en la tormenta de Ricardo Roig Cervera. El autor nos adentra en una noche lluviosa de finales de verano, cuando este comienza a agonizar y el otoño clama por ocupar su lugar; una época en la que los corazones jóvenes han vivido intensamente un verano sin igual y ya llega el momento de recuperar tranquilidad y hacer promesas de amor eterno hasta el verano que viene. Pero hay corazones  para los que el mañana es hoy y ya no hay tiempo de promesas ni de próximos veranos, solo existe el aquí y el ahora y la eternidad empieza ya, en los ojos y el pecho de la persona amada. Aunque sea bajo una tormenta de final de verano.

La conciencia en el parquet.  Juan Carlos Somoza García, se atreve a desafiar al mismísimo Poe y nos trae lo que podíamos definir como una renovación del “corazón delator”, solo que en esta ocasión no es un corazón enterrado bajo el suelo el que clama justicia, es la conciencia del protagonista que grita desde el parqué de la bolsa de valores. Y es que hoy en día, los asesinatos decimonónicos han sido sustituidos por los delitos financieros, la corrupción y la evasión de capital. Un relato actual, cargado de fuerza y por una vez, con cargos de conciencia en el delincuente.

Esperanza Tirado Jiménez. Distancias nos habla del loco amor de juventud que todos vivimos, esa locura que nos hace creer que somos eternos, que nuestro amor es inmortal que nada ni nadie podrá arrebatarnos ese sentimiento…nadie salvo nosotros mismos, las circunstancias, la vida en sí. Diez años después, tal vez por el Destino, tal vez porque ese amor si era tan inmortal como creímos, la vida nos da otra oportunidad ¿Seremos capaces de aprovecharla?

Lluvia continua de Mario Torres Ferrández. No sabemos por qué fuerzas extrañas, hados del destino o el Sino mismo, la vida se empeña a veces en poner en nuestro camino a personas que sin quererlo, podrían llegar a ser importantes en nuestra vida; sin embargo nos afanamos tanto en gustar a los demás que omitimos detalles que consideramos fuera de lugar o nada importantes sin darnos cuenta de que tal vez, esos detalles, serían los que cambiasen nuestras vidas. Conversaciones sinceras que obvian los pequeños detalles. Y la vida continua, la noche acaba y la lluvia no cesa.


Veinte relatos que hablan de un Bar, de la lluvia, de sentimientos, de sueños, de pesadillas, de venganzas, de infidelidades, de rencores, de temores, de justicia y sobre todo, de las historias que se esconden tras cada persona con la que nos cruzamos en la calle o con las que coincidimos en un bar, si, el Amanda ¿Quién no tiene un Amanda en su vida, en su pasado, en su presente, quien no encontrará en un futuro el suyo en una esquina de su ciudad? Deliciosas historias escritas con corazón. Y mojadas por la lluvia.
¿Hay algo mejor que una historia? si. Veinte.



LLOVÍA CUANDO SALIMOS DEL AMANDA BAR…
Palabras Contadas, cuaderno 3

Editorial La Fragua del Trovador

Directora de la colección, Pilar Aguarón Ezpeleta


Una reseña de Yolanda T. Villar

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