miércoles, 12 de noviembre de 2014

BERNARDA LA DRAGONA, El Secreto del Bosque, de Alicia G. García






“Érase una vez, una niña que soñaba noche y día con tener un amigo fiel, ¡le querré tanto se decía que no me importaría que tuviera cuatro patas o dos pies!. Los dos dormirían en su cama, comerían en sillitas y si él lo quisiera,  hasta comerían al revés.
¡Quiero que sea blanquinegro, porque no se qué color elegir, blanco por la nieve, y negro por el carbón, para tener de todo un poco y lo que sobre, guardarlo en un cajón!. Pensó la niña que sería un caballo bicolor, para galopar cada tarde rumbo a la puesta de sol. O un dálmata para ponerse ambos un traje de lunares, bailar el perro flamenco y cantar ella unas soleares.
Pero la niña creció, y no tuvo a su amigo blanquinegro por más que le buscó. Y una mañana de verano, cuando los años pasaron rápidos y la niñez rauda voló,  un gato blanquinegro a la que antes fue niña encontró.

¿Dónde estuviste toda mi vida, que loca por el mundo te busqué? le dijo.

No debías buscarme porque si el Destino no lo querría, tú no me encontrarías contestó el felino.  Trotaré por el mundo, seré tus ojos en los tejados y tu voz tras cada maullido, y al llegar la noche y el frío, me tumbaré meloso a tu lado, mientras tú me acaricias y yo me río.

Para cada niña o niño, hay en su Destino un caballo, perro, pájaro, ratón, hurón, dragón o felino, dispuesto a convertirse en su mejor amigo. Pero esta unión solo será  duradera, si la persona o personita,  de su amigo también se convierte, en amiga verdadera.

Y así el Gato trotero, siendo ojos, voz y pensamiento de aquella pequeña  que ya no lo es, vaga por el mundo entero,  haciendo que su amiga vuelva de nuevo a ser la soñadora niña que en el fondo, nunca dejó de ser.

¿Y tú? ¿Qué  peludo, emplumado o escamoso amigo, deseas tener y así jamás de los jamases, tus sueños y niñez perder?...”




Nos llega al alma con este cuento Alicia G. García, la escritora  asturiana que tras dos novelas de gran éxito, Buenos días y Por fin, el silencio, vuelve a ser la niña que fue y logra, emocionándonos y sacando lo mejor de nosotros, hacernos sentir niños de nuevo. No hay mejor manera de contar una historia que quiere transmitir una enseñanza, que hacer que parezca que nada enseña y mucho divierte. Y para eso, están los cuentos. Cuentos que entretienen, cuentos que emocionan, cuentos que asustan, cuentos que espeluznan, cuentos que bailan y algunos, hasta cantan, cuentos rosas, azules y verdes, en blanco y negro y de todos los colores, cuentos que acaban mojados y este en concreto, hasta echa humo.

No es Bernarda una niñera habitual, no es siquiera una amiga normal y corriente, es más, es que Bernarda, de querer serlo, no podría ni aunque se empeñara, ser una mascota al uso. No nos creamos que aunque cuide niños, haga la comida y limpie el jardín y la casa, Bernarda es una fregona ¡Es una dragona!
No podría Alicia haber elegido mejor protagonista para este su primer cuento  que Bernarda, la Dragona, y es que no hay personaje fantástico, más mágico, misterioso, sorprendente, atrayente y desconocido en el fondo, que un dragón. Pero no esperemos encontrar el típico cuento de un malvado dragón que atemoriza a unos pobres aldeanos con su aliento de fuego y sus malas artes, no, en absoluto. Alicia G. García, tira por tierra todas estas historias de malvados dragones, y da un giro en su cuento enseñándonos que mirando más allá de donde se ve a simple vista y sabiendo escuchar los latidos de un corazón que palpita tras gruesas escamas, se encuentra un gran amigo dispuesto a darlo todo por aquellos a los que ama y a su vez, tanto le aman a él.

Si ponemos en una cazuela al fuego una Dragona con un don especial, una pequeña y soñadora niña, unos padres entregados que sin embargo guardan un gran secreto, un malvado tío abuelo resentido y que solo guarda rencor y  desconfianza en su corazón, y sobre todo, aderezamos el guiso con mucho cariño, respeto y puñados de fantasía, tenemos el menú perfecto para todas las edades: BERNARDA LA DRAGONA, un guiño a la magia y a los sueños,  servido caliente y en plato pequeño, para saborearlo y no desperdiciar ni una sola miga.
Una auténtica delicia para niños y para todos aquellos que nunca dejaremos de serlo. Y esperando que este cuento, solo sea el primero de muchos más…

Y por si fuera poco, al final del libro, sigue la magia y el juego…y colorín colorado, no puedo contar más de lo que ya he contado.












BERNARDA LA DRAGONA
El secreto del Bosque

Alicia G. García

Ilustraciones de José Manzanares






 Érase una vez una reseña de Yolanda T. Villar


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